Vista de uno de los innumerables campos de arroz que rodean Isla Mayor. / José Luis Montero "Nadie se imaginaba que los paisajes que aparecen en la película pudieran ser reales". Las palabras del alcalde de Isla Mayor no podrían estar más acertadas al acceder a la carretera secundaria que lleva hasta la localidad. Una atmósfera bastante diáfana, a diferencia de la que embriagaba de misterio la película La Isla Mínima, recibe al visitante al acercarse a esta población que sirvió de enorme plató natural para el exitoso film que firma el director Alberto Rodríguez.
A 37 kilómetros escasos de la capital hispalense se encuentra esta localidad, a las puertas del parque natural de Doñana, una verdadera isla rodeada de agua (no en vano hace 5.000 años estas marismas se encontraban sumergidas completamente en un mar) y de extensos cultivos de arroz conectada a "tierra" por una larga y angulosa carretera en la que la visión de los primeros pájaros admira a la vez que asombra. Es pasar la Venta del Cruce y el paisaje cambia totalmente: una gran llanura -que dentro de 20 días se convertirá en una enorme laguna de 25.000 hectáreas de extensión- compuesta por canales contrasta con el constante trasiego por los caminos de máquinas cosechadoras que se lanzan a recoger toneladas y toneladas de arroz durante estos días.
Raúl Arévalo acompañado de las cocineras de 'El Tejao'. / Pascual Ribera Fiesta de despedida al equipo de la película en 'El Tejao'. / P.R. Unos cuantos kilómetros más allá ya se puede decir que estamos en pleno centro de las Marismas del Guadalquivir: mires donde mires es la fusión entre cielo y tierra o agua -a partir del mes de noviembre- la que predomina y son las más de 150 especies de aves que sobrevuelan la zona las que dan la bienvenida a un pueblo tan rico que (casi) todo lo que se ve se podría comer ya sea con patatas, con tomate, 'cebollita', verduras, con salsa para mojar pan o simplemente al vapor. AL RICO CANGREJO ROJO Una gastronomía tan variada no pasó inadvertida a todo el equipo de rodaje de la cinta de factoría sevillana, andaluza y española y, como no podría ser de otro modo, un restaurante isleño se convirtió -el pasado año por estas fechas- en el centro neurálgico alrededor del cuál giraba el equipo, formado por más de ochenta personas: era donde desayunaban, cenaban, descansaban, se conectaban con el mundo exterior e, incluso, visionaban las escenas rodadas durante el día. Así que cómo no comenzar esta ruta de película que comiendo en uno de los tres afamados restaurantes de la localidad, El Tejao (justamente enfrente están los otros dos: La Espiga y El Estero), que fue el elegido por los productores, técnicos, actores y director para instalar su cuartel general. "Esto era una auténtica locura de gente y cables durante todo el día, ya que había veces que comenzábamos dando desayunos a las cinco de la mañana y terminábamos con cenas a las tres de la mañana", comenta el dueño del establecimiento Pascual Ribera. Pero, ¿qué se come aquí? De todo, pero de todo lo más típico que da esta rica tierra como el cangrejo rojo americano (más conocido como cangrejo de río) y el arroz en su millón y medio de variantes: a banda, en paella, con marisco, con pato o con leche... Amante del arroz es precisamente uno de los actores principales del film, Javier Gutiérrez, quien en su primera visita al local -y para cenar- no dudó en pedirse un contundente arroz con pato (muy celebrado en esta zona del Bajo Guadalquivir). Pero si el visitante se decanta por el también afamado pescado de la zona como el director Alberto Rodríguez (cliente de El Tejao desde hace más de quince años) no deje de probar el albur de la piscifactoría local (una de las más grandes de Europa) que los lugareños califican como uno de los que tienen más sabor. Pero la gastronomía no acaba aquí: tortillas de camarones, anguilas y angulas del Guadalquivir, cangrejos de río con tomate [se pueden llegar a coger 15.000 kilos al día de estos ejemplares en la zona]. Todo el equipo era de buen comer, hasta el actor Raúl Arévalo, que aunque "comía menos cantidad", degustaba con gusto delicias como el arroz caldoso con colas de cangrejo e incluso el mejor jamón ibérico acompañado del nada desdeñable Protos -algún que otro miembro del equipo disfrutaba con estos manjares tras una larga jornada de rodaje que comenzaba a muy primera hora de la mañana-. El Brazo de los Jerónimos. / José Luis Montero DEPORTES Y BARBACOA Una de las escenas de la película está ambientada precisamente en el Brazo de los Jerónimos. / Warner Tras llenar el estómago se puede visitar el cercano Punto de Pesca, uno de los brazos que conducen al río Guadalquivir (situado a unos tres kilómetros del centro de Isla Mayor atravesando caminos de grava). Se trata del Brazo de los Jerónimos en cuyas aguas, entre cañas y juncos, transitaba una de las barcas que adentraba a los protagonistas en plena 'Isla Mínima' o 'La Mínima' como llaman a esta zona que abarca entre el pueblo y el río. En la película utilizaban este canal para acceder a una zona intransitable desde tierra y que actualmente es muy utilizado por varios clubes de piragüismo de la provincia para entrenar e, incluso, hacer competiciones. Otro de los deportes acuáticos que se puede practicar en estas aguas es el tan de moda kite surf (una cometa tira del deportista que se desliza sobre una tabla).Pero si lo suyo no es el deporte pero sí disfrutar de un día con amigos con comida mediante, hay junto a este brazo de río un merendero con bancos y mesas de madera muy utilizado por los vecinos los fines de semana. También permite la práctica de la pesca de algunas de las especies locales como los albures o las carpas.VOLVER A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
Siguiendo el trazado de un camino de albero y grava -durante un par de kilómetros- se alcanza una finca que lleva precisamente el nombre de la película. Aquí nos podemos casar, celebrar la boda y hasta alojarnos en su establecimiento hotelero. Se trata de una construcción de principios del siglo XX , momento en el que el marqués Luis de Olaso decide explotar estas tierras para riego y criadero de ganado. Para ello levanta un caserío con vivienda, un almacén para maquinaria, cuadras, capilla, silo, abrevadero, fuente y jardines. Hoy también se asienta en este entorno uno de los principales secaderos de arroz mecánicos de la comarca que en esta época bulle como un tren en marcha dejando en el aire el 'picante' polvo de arroz. Este entorno recuerda a las películas del lejano oeste, con sus casas de principios de siglo y sus jardines, aunque en lugar de estar rodeados de desierto, son los cultivos y el agua el paisaje que abraza esta parte de La Mínima.100% x 100% NATURALEZA El gran observatorio de aves en el que se convierten las miles de hectáreas de arroz (la mayoría de éstas se alimentan en los arrozales) y los también miles de canales de riego que rodean Isla Mayor es también uno de sus mayores atractivos. El hecho de ser la Puerta Natural del Parque de Doñana convierten a las Marismas en un espectáculo de la naturaleza. Los curiosos y aficionados a la ornitología pueden aquí presenciar el vuelo de garzas, cercetas, cigüeñas, patos, grullas, somormujos, los porrones, cigüeñuelas, gaviotas, garzas reales, las garcetas, ánsares y... los vistosos flamencos rosas que dentro de poco se dejarán ver.