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Una sevillana y sus hijos, atrapados en Gaza: 'No podemos huir del horror'

"Lo que queremos es salir, salir, salir. Llevamos días de bombardeos, no tenemos luz, ni gas, ni comida, aquí no hay ningún lugar seguro y estoy desesperada por mis hijos". La sevillana María Velasco, junto a su hijo de dos años y su hija de 23, clama ayuda desde una Gaza destruida por el fuego israelí, y acusa al Gobierno español de no haber actuado a tiempo para sacarlos de allí.

el 15 sep 2009 / 20:42 h.

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"Lo que queremos es salir, salir, salir. Llevamos días de bombardeos, no tenemos luz, ni gas, ni comida, aquí no hay ningún lugar seguro y estoy desesperada por mis hijos". La sevillana María Velasco, junto a su hijo de dos años y su hija de 23, clama ayuda desde una Gaza destruida por el fuego israelí, y acusa al Gobierno español de no haber actuado a tiempo para sacarlos de allí.

"Ya no sé qué hacer, no tenemos dónde meternos, hace un mes que pedí al consulado que nos sacara pero han reaccionado demasiado tarde. Ahora Israel no nos permitirá irnos hasta que acabe la invasión". Con palabras atropelladas y llenas de rabia, la sevillana María Velasco, casada con un palestino y residente en Gaza desde 1996, contaba ayer en conversación telefónica con este periódico, desde su casa en Jan Yunis, que está desesperada. Acusa al Gobierno español de no haberla ayudado mientras se podía. Está segura de que ya no es posible y sufre sobre todo por su hijo Nizar, de dos años: "No quiere comer, está asustado, llora mucho y se pasa el día durmiendo. Yo no quiero esperar a ver a mi hijo agonizando, si esto sigue así me voy a ir a la frontera aunque haya bombas, aunque nos maten".

Velasco sufrió los ocho días de bombardeos israelíes y ayer, primera jornada de invasión terrestre, se atrevió a llegar hasta la frontera con Israel con su marido y sus dos hijos en un intento de evacuación que se quedó en nada: explica que tras pagar "mucho dinero" para que los llevaran en coche entre explosiones y muy asustados, al llegar el consulado la llamó para decirle que no podía salir. Tuvo que realizar de nuevo un arriesgado camino de más de media hora para regresar a su casa entre bombardeos, atravesando una ciudad desolada: "Gaza está destruida, irreconocible", se queja.

Un mes de súplica. Es el último capítulo de un angustioso intento por escapar que comenzó hace un mes, ante el temor de un ataque inminente: "Solicité la documentación hace un mes, pero el consulado lo ha hecho todo muy tarde", repite con insistencia. Cuando el viernes pasado supieron que habría una evacuación "y americanos, rusos y todos los extranjeros fueron movilizados por sus consulados, que tenían organizada su marcha, los españoles no sabían nada".

Ella llamó y le dijeron que no podrían informarse hasta el día siguiente. Vio marcharse a todos sin poder unirse a los que escapaban del horror para unirse en España a su tercer hijo, que se marchó en noviembre. "Me dijeron que con toda seguridad saldríamos el domingo [por hoy]. Y hoy me volvieron a llamar y me dijeron que me fuera hasta la frontera, que sería hoy [ayer sábado]. Fuimos, aunque estaban bombardeando todo el tiempo, pero al llegar el consulado nos llamó para decirnos que Israel no nos dejaría salir ni hoy, ni mañana, ni el lunes. Que no lo permitirá hasta que acabe la invasión".

La mujer cuenta que aguardan en su casa, donde sufren ya los efectos del desabastecimiento de comida, y de gas con que cocinar y calentarse. "¿Y dónde vamos a ir, si no? En Gaza ya no hay ningún lugar seguro, han entrado por todas partes, no tenemos dónde meternos". Desesperada, tras acudir con insistencia a la diplomacia, ayer hacía un desgarrado llamamiento en medios españoles, como los informativos de Cuatro televisión y este periódico porque, según asegura, ya no sabe cuál es el siguiente paso que puede dar.

"Habrá quien quiera quedarse porque no quiera perder lo que tiene, pero a mí sólo me importa la vida de mis hijos. Yo lo que quiero es salir, salir. Y ya lo único que me queda es irme a la frontera de Israel y que pase lo que pase. Por favor, que hagan algo", reclama con voz desesperada.

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