Es difícil hablar con Víctor Gamero, cocinero del Restaurante Alcuza, sin que interrumpa irremediablemente la conversación para atender a los numerosos clientes que llaman en busca de una reserva en el prestigioso local. En pie desde el 2007 en la calle Campamento número 29, en el barrio de Nervión, Alcuza se ha ido convirtiendo poco a poco en todo un referente de la gastronomía andaluza de calidad.
Y gran parte de la culpa la tiene Víctor Gamero, un cocinero de 37 años muy especial cuyas funciones entre las paredes del restaurante no se limitan a las de estar tras los fogones. Víctor es, como él dice, el "alma máter", el que está dentro, en la cocina, y fuera con los clientes, "el que está en todos lados y en ninguno", comenta el sevillano entre risas. Su cocina se basa en la materia prima, andaluza cien por cien, con un toque contemporáneo que fusiona con otras cocinas internacionales.
"Pretendemos", -en el plural incluye a su equipo de seis trabajadores de primera línea-, "darle una vuelta más a los platos tradicionales", confiesa Víctor. Y da un ejemplo: "La carrillada de toda la vida la hacemos con manteca de chicharrones". Aunque pueda sonar demasiado exótico, lo cierto es que todos los sabores son reconocibles, poco hay de estridente en la carta del Alcuza.
Ni rarezas ni minimalismo. "En Sevilla esto no funciona, aquí quien viene a comer quiere irse con la panza llena", asegura el cocinero. Y con la barriga llena de exquisitos sabores salen de allí. O al menos eso es lo que aseguran los clientes exigentes que han hecho crecer su popularidad con el boca a boca. Una decoración moderna y cálida invade las tres zonas del Restaurante Alcuza. Y un sinfín de especialidades, la cocina.Pero esas cosas hay que probarlas, si no, de poco sirve que se lo cuenten a uno.
