ETA y el Sáhara Occidental fagocitaron las relaciones con Venezuela y Marruecos, respectivamente. Si las relaciones entre Madrid y Caracas han estado salpicadas en los últimos años por una serie de sobresaltos, 2010 se ha sumado con fuerza a esa tónica a consecuencia, principalmente, de las sospechas judiciales sobre la cooperación del Gobierno de Hugo Chávez con ETA. La polémica llegó cuando se daba por superada la tirantez después de que el Rey instó a Chávez a callarse.
Mientras, el anuncio de Marruecos de revisar la colaboración con España en todos los ámbitos ha sido el colofón a un año en el que el Gobierno de Rabat ha vuelto a agitar la relación bilateral sobre la base de sus dos principales caballos de batalla: la situación del Sáhara y Ceuta y Melilla.