Hacía mucho frío, pero nadie lo notó si estaba arrimado al calor de una candela. La fiesta de Las Candelarias, que se celebró en la noche del pasado sábado, fue nuevamente una fiesta donde la convivencia y la confraternidad entre los vecinos se convirtió en el denominador común.
Pese a la baja temperatura reinante en este municipio bañado por el río Guadalquivir y donde, debido a la humedad, la sensación térmica es incluso menor que los grados que establece el mercurio, hubo pocos que no salieran a la calle y que fueran cerquita de las llamas.
Fuentes municipales informaban en la previa que serían 28 las candelas que iban a llevarse a cabo durante la noche en las calles de Lora del Río y las pedanías de Setefilla, así como El Priorato.
Esta cifra, sin lugar a duda, muestra el auge que viene adquiriendo tal celebración en los últimos años en Lora. Una afición que está contabilizada por el Consistorio, con especial celo para que nadie encienda un fuego ilegalmente. Así, repartió permisos y unos derechos y deberes, como la hora tope para apagar las candelas: las dos de la madrugada.
Esta devoción resulta normal, ya que son muchos los amigos, los familiares, los vecinos o los conocidos -de todas las edades por cierto- quienes desde días antes e incluso semanas, ya vienen organizando preparativos como la búsqueda de las maderas, la elección del lugar, la comida, la bebida y hasta la música que se pondrá.
Cada grupo se lo monta como cree conveniente, ya que lo mismo se puede escuchar el último éxito de David Bisbal de fondo como el cante y el baile de las mismas personas que llevan a cabo la candela.
Asimismo, destaca el hecho que todo el mundo tenga sitio en la actividad, las invitaciones para "tomar algo" proliferan hacia aquellos que por allí se acercan, siendo éste otro de los aspectos que tienden a producirse ese día y que demuestra la generosidad de estos habitantes.
Fiambreras con tortillas, ensaladillas, sándwich o diferentes tipos de carnes a la plancha. Todo forma parte del conjunto de una fiesta en el que el ejemplo de civismo prima por encima de todo.
Qué duda cabe que las populares copitas también están presentes, sobre todo a última hora, entre unos participantes que ya en ese punto de la noche, por no decir madrugada, vienen pensando en la candela del próximo año.
