Con casi mil millones de euros en ayudas aseguradas, que eran condición sine qua non para la operación, el consejo de administración de Unicaja dijo ayer sí a la fusión con Cajasur, que está a expensas de su aprobación por parte de las asambleas y una reforma de la Ley de Cajas de Andalucía.
El acelerador se ha pisado a fondo. El proyecto de fusión de Unicaja y Cajasur se ha concebido en apenas tres semanas y, a pesar de la complejidad de la operación, las urgencias económicas de la entidad cordobesa han dado el empujón definitivo. Después del beneplácito de la Junta de Andalucía, la bendición de la Iglesia Católica, fundadora de Cajasur, la aprobación por parte de los consejos de administración de esas dos cajas de ahorros, el visto bueno del Banco de España al plan de actuación y, por último, el sí del Fondo de Garantía de Depósitos a las ayudas solicitadas, sólo quedan que se reforme la ley autonómica reguladora de este sector financiero y que se pronuncien las asambleas generales de ambas cajas para que el camino de la integración se comience a andar. Y después vendrán las autorizaciones administrativas -salvo sorpresas, serán meros trámites- de la Consejería de Economía y Hacienda, del Ministerio del ramo -a través del Servicio de Defensa de la Competencia- y, nuevamente, del Banco de España.
Tal y como se esperaba, el consejo de administración de Unicaja, celebrado ayer en Cádiz, ratificó el protocolo de intenciones de fusión con Cajasur, al tiempo que se informó de que el Fondo de Garantía de Depósitos de las Cajas de Ahorros -cuyos recursos son aportados por todas las entidades españolas- "había otorgado su respaldo financiero al proyecto". En otras palabras, que de ahí se sacarán los dineros que pidió Braulio Medel, presidente de la caja malagueña, para amortiguar el impacto de la elevada morosidad crediticia y el excesivo peso en la actividad inmobiliaria que aportará la cordobesa a la fusión.
En concreto, se solicitaron casi mil millones de euros (exactamente, 990), cuantía muy inferior a la que en su día Unicaja pidiera para absorber Caja Castilla-La Mancha (CCM), operación al final fallida y que desembocó en la intervención de esta última entidad por parte del Banco de España.
Es más, fuentes conocedoras de la operación entre Unicaja y Cajasur insisten en que, tras analizar las cuentas de la cordobesa, el regulador financiero, dirigido por el gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez, sólo habría ofrecido a la caja de la Iglesia la posibilidad de unirse a la presidida por Braulio Medel.
La aportación económica que el Fondo de Garantía de Depósitos dispensará a esta integración andaluza -y que es independiente de la que Unicaja emprenderá, a su vez, con Caja de Jaén, y ésta no requiere de recursos externos, ni privados ni públicos- se comprondrá de 440 millones vía compra de participaciones preferentes (una modalidad de emisión de deuda) y 550 millones en avales para respaldar otro tipo de operaciones de financiación. De la tesorería propia de la futura entidad saldrán, asimismo, otros 60 millones.
A principios de la semana pasada, Unicaja dejó muy claro que la fusión con Cajasur no sería posible sin semejantes inyecciones, y sólo unos días después el Banco de España y el Fondo de Garantía atendían tal petición. En el actual proceso de reestructuración de las finanzas españolas, Unicajasur -la nueva marca comercial- será la primera entidad en recibir recursos para fusionarse, y se comerá algo menos de una cuarta parte de los disponibles (4.500 millones).
