Economía

Unicajasur, una peonza desorientada

Un nuevo encontronazo coloca a Cajasur al borde de la intervención

el 26 mar 2010 / 21:31 h.

Jueves por la mañana, sede central de Cajasur en la capital cordobesa. "¡Que se van!" Cargos intermedios de la entidad, los que realmente llevan el día a día, ya conocen la orden de retirada inmediata que Braulio Medel, presidente de Unicaja, ha mandado al coordinador general para la fusión, Manuel Azuaga. Lo que en principio parecía marchar bien, las reuniones técnicas, frente al impasse de las laborales, también se truncan porque la fundadora de Cajasur, la Iglesia, achaca sus propias culpas de las históricas pérdidas de esta entidad a la interventora y al director general, que llegó hace sólo un año y del que desconfía, Antonio Barral. La historia suena a pagar justos por pecadores, y por ahí no pasan ni Medel ni el Banco de España. Situación crítica.

Pero en el trasfondo hay más. La caja malagueña no consigue cuadrar los números de la fusión, y menos ahora que los datos de las pérdidas ya son oficiales -596 millones de euros, justo los que contemplaba el documento de Boston Consulting Group-, tiene que hacer frente a los pagos de los intereses de sus emisiones internacionales de deuda y revela una relativa fuga de depósitos (bajaron un 7% el año pasado) y una rebaja de la credibilidad ante las agencias de calificación. Se necesitan más ayudas, y no sólo los solicitados mil millones de euros con cargo al Fondo de Garantía de Depósitos de las cajas (es dinero privado).

Por otro lado está la cuestión laboral y los 1.224 empleados (de ellos, 988 procedentes de la cordobesa) que habrían de salir de la entidad fusionada para que sea rentable. Para Unicaja es condición sine qua non, puesto que la gran rémora de Cajasur es su reducida productividad, y Braulio Medel no la quiere heredar, por mucho que desde la Junta de Andalucía y el PSOE regional le presionen para que reduzca su exigencia del ajuste de plantilla y se apliquen medidas no traumátivas -prejubilaciones y bajas incentivadas- para el personal sobrante.

Medel ha dado buena cuenta al Ejecutivo autonómico sobre la parálisis de la fusión. De hecho, hace una semana, durante el acto de la reelección de Santiago Herrero como presidente de la CEA, se pudo ver a Braulio Medel y Antonio Ávila, consejero aún de Presidencia, hablando apartados, y después a éste y la entonces consejera de Economía y Hacienda, Carmen Martínez Aguayo. No revelaban precisamente algarabía sus gestos y caras. Ávila, apenas cogidas las riendas de su nueva cartera, la de Economía, Ciencia, Innovación y Empresa, llamó a consulta al presidente de Cajasur, Santiago Gómez Sierra.

Miércoles por la mañana. En un foro en Valencia, el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, lanza una seria advertencia a las cajas que, necesitándolo, se resisten a fraguar procesos de fusión, y les recuerda que el legislador español había dotado al supervisor de la potestad de intervenirlas e, incluso, liquidarlas. En su sede madrileña de Cibeles están avisados. La Semana de Pasión puede ser para las cajas. Quizás el sector requiera otro toque tan impactante como la intervención, hace ahora un año, de Caja Castilla-La Mancha (CCM).

En principio, el margen temporal para que la operación esté inscrita en el registro mercantil es el 30 de junio, según el plazo marcado por el propio Banco de España tras su ultimátum de finales de finales de noviembre pasado. Son ocho meses largos los que acumulan las negociaciones, y el parto, sin llegar. Los días de la Semana Santa serán cruciales. Mafo volverá a llamar a capítulo a Gómez Sierra y Medel. Fuentes financieras de Andalucía no descartan que el gobernador dé un golpe en la mesa y ordene la que sería la peor solución de las posibles. Ya lo hizo una vez con CCM, y entonces ni atendió a las peticiones de Unicaja ni tampoco a las del consejero de Economía, José Antonio Griñán, quien hoy es presidente de la Junta de Andalucía.

El runrún está en la calle y directivos admiten su temor a que se extienda la desconfianza de los ahorradores. La entidad vigila en todo momento el trasiego de los depósitos de los clientes. Una vez más, en alerta.

Azuaga no ha dimitido como coordinador de la fusión, pero se mantendrá al margen unos días, dejando, otra vez, el protagonismo a los máximos ejecutivos de las dos entidades. En principio, el Cabildo cordobés se había replegado ante el comité de coordinación, de manera que nada se podía hacer en Cajasur sin el consentimiento expreso de aquel directivo -aunque el ajuste de personal ha de acometerlo, por si solita, la entidad presidida por Santiago Gómez Sierra- pero ha regresado con fuerza.

En el PSOE andaluz existe una lógica preocupación, y creciente. Su vicesecretario general, Rafael Velasco, quiso quitar ayer hierro al asunto, al señalar que hay muchísimo margen para el acuerdo de fusión. Junta y socialistas, indicó, trabajarán para que el proceso no se dilate más y en los próximos días, agregó, se pase de las palabras a los hechos.

Todos los actores participantes en el proceso de fusión tienen que hacer "un esfuerzo" para llegar al acuerdo, comentó Velasco, al tiempo que señaló que el ajuste de plantilla para la futura Unicajasur cabe acometerlo sin medidas traumáticas y dijo ser "optimista" sobre el entendimiento entre ambas cajas. Se refirió a las advertencias de Mafo, si bien el dirigente socialista andaluz consideró que no había que ligarla a la situación de Unicajasur, sino que habló en general.

Y preocupación también en el sindicato CCOO, cuyo secretario general en Andalucía, Francisco Carbonero, lanzó ayer una pulla al Cabildo cordobés, al que instó a aprovechar esta Semana Santa para redimir los pecados que cometió al mando de la gestión de Cajasur.

Cual si fuera una peonza, los ocho meses de negociaciones no encuentran su orientación. Pero siempre el movimiento se detiene. O para bien, o para mal.

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