Los carriles bici y el sistema de alquiler de bicicletas públicas han sido uno de los proyectos municipales que más aceptación han tenido entre los sevillanos. El Gobierno de PSOE-IU tuvo clara desde el primer momento la conveniencia del proyecto y pudo percibir el éxito de la iniciativa a los pocos días de su ejecución. Los carriles bici ya forman parte del paisaje de la ciudad, contribuyen a aliviar el tráfico privado y suponen un medio de transporte sostenible y ecológico, más aún en una ciudad llana como Sevilla. El éxito ha sido tal que en pocos meses, el ayuntamiento se ha tenido que plantear tanto la ampliación de la red de carriles bici como los puntos de alquiler de bicicletas ante la demanda de muchos barrios de la periferia que reclaman la llegada del servicio público. Su implantación, sin embargo, no ha estado exenta de problemas que pronto han provocado una merma en el funcionamiento del sistema de alquiler: el vandalismo. La empresa concesionaria ha detectado que en Sevilla se registran más actos de vandalismo en las bicis públicas que en otras ciudades europeas donde también son concesionarios del servicio. En este sentido, un grupo de ciudadanos lleva días pegando carteles en las estaciones de Sevici, en los que reclaman más medidas de seguridad como cámaras de vigilancia e incluso policías. La nueva ordenanza antivandálica aprobada por el ayuntamiento contempla un aumento de las sanciones después de que hayan trascendido algunas salvajadas ocurridas en zonas como Torneo o el parque de Miraflores. Un servicio público sólo es útil y eficaz si funciona y a día de hoy los usuarios encuentran numerosos problemas para encontrar bicicletas útiles. Urge por tanto que se amplíen los carriles, se construyan nuevos puntos de bicicletas públicas y se castiguen los comportamientos incívicos. Así se evitará que la concesionaria incremente el precio de los abonos para hacer frente a los arreglos.
