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Unos dulces de aceite que amasan a una gran familia

Recio clausura el curso de Elaboración de Tortas Artesanales.

el 14 dic 2011 / 21:17 h.

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Las labradoras amasanta la torta ante el alcalde, Manuel Benítez, y el consejero de Empleo, Manuel Recio.

Los dulces de aceite no se hacen con lágrimas, pero ayer cayeron a mansalva en un rincón de Castilleja de la Cuesta. Brotaban de los ojos de las nuevas labradoras, que han hecho de su curso de Elaboración de Tortas de Aceite su hogar, y de sus maestras, Pepi y Alejandra, sus madres.Toda una familia que se ha curtido en una mesa del Centro Municipal de Repostería Tradicional del pueblo, donde han amasado durante cuatro meses -200 horas- sus tortas y su amistad a la espera de que la próxima semana Inés Rosales elija a 18 de las 30 alumnas para trabajar en su sede de Huévar.

Quién más lloraba, en un rincón entre máquinas y ocultando su rostro bajo el diploma, recién entregado por el consejero de Empleo, Manuel Recio, estaba la más pequeña de esa gran familia, Mari Carmen, de sólo 19 años y que ha encontrado en monitoras y compañeras un hogar. No lo dijo ella, que bastante estaba ahogada en lágrimas, sino sus hermanas labradoras. "El grupo que se ha formado ha sido muy bueno y ha habido mucho compañerismo", indica Mari Carmen Jaén Cabrera, de 37 años, que, como el resto de alumnas, está en el paro, pero con el añadido de dos hijos y de que su marido también está en idéntica situación de desempleo.

La buena sintonía se percibe en que, nada más recoger su diploma, cada alumna se fundía en un abrazo con las monitoras. "Nos han dado mucha caña, pero casi tanta como cariño, porque nos ayudan dentro y fuera del aula", señala Susana López, de 32 años. Una idea compartida también por las hermanas María del Carmen y Eva Moya y por Esperanza González, que alaban a sus maestras, que "nos han enseñado a que no es tan fácil amasar una torta con la mano y que tiene su truco". En gesto de agradecimiento, y una vez que se fueron las autoridades políticas, todas ellas rodearon a sus monitoras, a las que regalaron una postal firmada y dedicada por todas ellas y lo mejor: una sesión completa en un SPA.

Ellas, Margarita y Pepi, sólo podían alabar a sus niñas, a las que han tratado "con delicadeza y constancia" porque saben lo que es empezar desde cero. "Es más, Margarita fue mi maestra hace 20 años", explica Pepi, que ya es labradora experta en Inés Rosales. El curso se desarrolló en su mayor parte en Castilleja, aunque también tuvieron su experiencia de varios días con la temida cinta de la fábrica de Huévar, donde amasan las tortas. Algunas se marea- ban al principio, pero al final la mayoría le cogieron el tranquillo.

Una vez culminadas sus últimas tortas como alumnas, llegan los nervios a la espera de la nota de los exámenes, que determinará si tienen empleo o estarán en lista de espera. La más nerviosa es Encarni Artacho, de 46 años, que recibirá su calificación el próximo lunes. Suerte para todas ellas.

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