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Urbanismo no expropiará la Fábrica de Sombreros pero restaurará una parte

Después de una década en el más absoluto abandono, la situación de la antigua Fábrica de Sombreros en la calle Heliotropo podría desbloquearse. Urbanismo está dispuesta a rehabilitar las zonas protegidas, pero necesita llegar a un acuerdo con los dueños para recuperar este espacio de San Luis. Ya se negocia. Por ahora, no se expropiará.

el 16 sep 2009 / 07:40 h.

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Después de una década en el más absoluto abandono, la situación de la antigua Fábrica de Sombreros en la calle Heliotropo podría desbloquearse. Urbanismo está dispuesta a rehabilitar las zonas protegidas, pero necesita llegar a un acuerdo con los dueños para recuperar este espacio de San Luis. Ya se negocia. Por ahora, no se expropiará.

Aunque el Ayuntamiento de Sevilla no ha dado a conocer cuánto dinero costará restaurar y habilitar la antigua fábrica para que albergue viviendas, talleres artesanales y actividades culturales y sociales, lo cierto es que las pretensiones económicas de los propietarios, el Grupo Tempa, son "muy altas", según fuentes municipales, por eso la negociación -que se retomará en septiembre- se augura larga y difícil.

En principio, la Gerencia tendría que rehabilitar las partes de este edificio industrial de finales del siglo XIX catalogadas, mientras que el promotor debería urbanizar el espacio público y cederlo al Consistorio. La zona residencial también correría a cargo del dueño. En total se habilitarán 36 viviendas.

Lo que sí parece descartado es la expropiación, pese a que el Ayuntamiento se comprometió en 2006 a expropiar la Fábrica de Sombreros en el plazo de dos años para darle un uso social.

El proyecto redactado por el equipo de arquitectura Fernández Carbonell SL Profesional -ya en manos de Urbanismo- recoge que se construirán 41 aparcamientos con trasteros, además de las viviendas y los talleres para los artesanos.

Los orígenes del inmueble se remontan a una casa con taller en planta baja. Con el tiempo se fueron adquiriendo edificaciones y patios adyacentes hasta llegar al complejo actual, que se asienta sobre cimientos de arquitectura árabe.

En total, el complejo industrial tiene 3.690 metros cuadrados de superficie y 4.793 metros cuadrados de edificabilidad en planta baja más dos alturas. Las tres parcelas de suelo de interés público y social (sips) tienen 347, 251 y 158 metros cuadrados y serán destinadas a usos culturales y sociales que el Gobierno municipal aún no ha definido y que quiere negociar con los vecinos de la zona.

Las viviendas que se habilitarán en este antiguo complejo industrial, de gran valor patrimonial, se repartirán en un máximo de 19 de renta libre y un mínimo de 17 de VPO, a las que se añadirán 12 talleres artesanales.

Los movimientos sociales de la ciudad ocuparon la fábrica en mayo de 2008 tras casi una década de abandono para destinarlo a usos culturales, sociales y vecinales. La intención era acabar con su progresivo deterioro ante la pasividad de la propiedad y de las administraciones, por lo que realizaron trabajos de afianzamiento de las estructuras e incluso rehabilitaron algunas estancias.

El pasado mes de junio, los últimos cinco okupas del Centro Social Autogestionado Fábrica de Sombreros fueron desalojados por orden judicial. Eso sí, antes el colectivo, tras varios actos de protesta, había presentado 1.240 firmas de apoyo a dicho centro social. El reto era recuperar este espacio frente al "interés privado y la especulación".

Situado en la calle Heliotropo, el edificio, diseñado por el arquitecto José Espiau Muñoz, es un ejemplo de la arquitectura industrial sevillana de gran valor artístico y cultural. De hecho, este arquitecto es uno de los más representativos de su época (1879-1938) junto a Aníbal González.

La antigua fábrica Fernández Roche, fundada en 1917, estuvo dedicada a la fabricación de sombreros, primero para el mercado local y luego, tras la caída de las ventas, a la exportación para clientes tan singulares como los judíos ortodoxos de Nueva York.

Destaca su chimenea de ladrillo de unos 40 metros de altura que, junto con la cúpula de la iglesia de San Luis, es uno de los símbolos de la zona. Debajo de esta chimenea se conserva una caldera Babcock-Wilcox forjada en Bilbao en 1929, una joya, según los expertos de este tipo de Patrimonio.

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