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Urnas de plástico y un lector de códigos para cada votante

el 04 feb 2012 / 12:06 h.

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El PSOE elige hoy a su nuevo secretario general, a la persona que sustituirá a José Luis Rodríguez Zapatero después de 11 años al frente del partido. En el primer piso del hotel Renacimiento, en Sevilla, donde están reunidos los casi mil delegados que elegirán al nuevo líder, se ha habilitado la sala de votación. Han instalado cinco cabinas cerradas por una cortinilla roja, para garantizar que el voto será secreto y personal. En la misma habitación están las cinco urnas de plástico, separadas por cinco pasillos que ordenan la entrada de delegados por orden alfabético. Pegado a cada urna hay un ordenador y un lector de códigos que valida la identidad de cada delegado. Es una medida de seguridad, explica la organización, pero niega tajantemente que ese lector de códigos grabe la identidad del votante y descubra su voto. "El voto secreto y personal se ha garantizado", aseguran. Dentro de las cabinas aún no han colocado las papeletas.

El orden del discurso de candidaturas se ha decidido con una moneda al aire. La moneda ha puesto a Alfredo Pérez Rubalcaba en primer lugar, y luego a Carme Chacón. En ese orden han llegado también esta mañana al hotel Renacimiento. Resultó que ayer la llegada de Rubalcaba fue muy aplaudida, y el plausómetro de los medios de comunicación lo dejaron notar en sus crónicas, que aparecen publicadas hoy. Quizá por eso hoy los aplausos han sido mayores que los de ayer para ambos candidatos, aunque a la dirigente catalana le han llegado a corear: ¡Carmen, Carmen, Carmen! La aglomeración sigue siendo la misma, poco espacio en los pasillos y en la sala 2.0. Este espacio wifi, muy en la onda de la política norteamericana, no ha funcionado bien, así que hoy se ha llenado de sillas y el ágora diáfana de ayer se ha convertido en una platea desordenada, más castiza, con gente sentada en el suelo y apoyada en las paredes. Los equipos de Chacón y Rubalcaba han enviado a su gente a la sala de prensa para seguir los discursos desde la televisión, para estar seguros de que dan un buen perfil.

Se ha hablado mucho estos días de las corrientes y los bloques de votos que apoyan a Alfredo Pérez Rubalcaba o a Carme Chacón, pero este congreso federal no es el mismo que el del año 2000, que tuvo cuatro candidaturas que representaban cuatro corrientes ideológicas distintas en el PSOE, los más allegados al aparato, que simbolizaba la candidatura de José Bono, los guerristas que se situaban junto a Matilde Fernández, una apuesta personalista e independiente de Rosa Díez, cuyo mayor aval (decía) era no tener patrocinadores ni padrinos, y por último los jóvenes de la nueva vía socialista, que representó José Luis Rodríguez Zapatero. Con esa división de fuerzas en bloques, en el 35 congreso tuvo más relevancia la última noche, los despachos cerrados, las negociaciones a última hora... Esta vez, con sólo dos candidatos, todos los engranajes de la negociación para acaparar votos se ha hecho mucho antes de que empiece el congreso, pero como el pulso está tan ajustado, los cambios de registro de última hora, aunque sea de un puñado de votos puede ser determinante...

La incertidumbre ahora es la misma que hace un mes, porque el partido está partido en dos, y las dos mitades no representan necesariamente a rubalcabistas y chaconistas. Detrás de cada candidatura se han mezclado facciones socialistas enfrentadas en sus provincias o en sus federaciones, por eso en el hotel Renacimiento, donde están reunidos los casi mil delegados que van a votar, unos fabrican el discurso psicológico que da la victoria a Rubalcaba y otros operan a favor de la euforia de Chacón. Pero lo cierto es que todos admiten que el pulso está igualado y que la victoria será por pocos votos.

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