Cultura

‘Urtain', metáfora teatral de una España ‘sonada’

Animalario, el fenómeno escénico de los últimos años, regresa hoy al Teatro Central con este espectáculo sobre el célebre boxeador.

el 03 dic 2009 / 20:34 h.

El actor Roberto Álamo se pone en la piel del recordado Urtain.

Animalario es ya una marca cuya trascendencia y predicamento en las artes escénicas de los últimos cinco años trasciende a la de una compañía al uso. Ayer lo reconocía el director artístico del Teatro Central de Sevilla, Manuel Llanes, cuando lo calificaba de "fenómeno nacional", de colectivo que "ama las artes escénicas" y tiene en la cultura su militancia ante la sociedad civil.

Así ha sido desde que los televisivos Guillermo Toledo y Alberto Sanjuán se subieron a este barco capitaneado por Andrés Lima, y con el que no han evitado ni sólo temporal cultural o escénico. En plena efervescencia creativa, la compañía llega a Sevilla con Urtain, una vuelta de tuerca a su particular imaginario, evocado ahora en los puños de uno de los personajes más mediáticos y dramáticos de la Transición española: los del boxeador José Manuel Ibar.

Coproducido junto con el Centro Dramático Nacional, Urtain recrea la historia de un boxeador "tan mediocre" como era la España franquista de finales de los años 60 y comienzos de los 70. Alcanzó una gran fama y se convirtió en uno de los grandes personajes de nuestro país, aunque finalmente se quitó la vida saltando desde la terraza de un décimo piso en 1992, cuatro días antes de que se inauguraran los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, en otro escenario social muy diferente al que nació.

"Es un espectáculo muy poliédrico, que abarca varios temas: por un lado, la posible biografía del personaje, nacido en un entorno hostil, en un escalón social ínfimo; y por otro, la historia reciente de nuestro país, la sociedad en la que vivía", explicó ayer a la prensa el actor Roberto Álamo, firme candidato a los Premios Max de teatro por su interpretación de este personaje de la españa más oscura.

Con el escenario dispuesto como un ring de boxeo, y el público sentado alrededor del cuadrilátero, en tres de las bandas, Urtain plantea una biografía cronológicamente a la inversa y empieza por el final conocido por todos -el suicidio- para caminar hacia el origen del personaje, envuelto en las tinieblas de la España profunda. "Y es también la historia de un hombre pequeño, peleándose de verdad con el mundo, intentando saber quién es", señaló el actor.

Dividido en diez asaltos, el montaje consigue provocar "que el espectador reciba una paliza, que salga abofeteado emocionalmente". A lo largo de estas secuencias desfilan ocho actores que encarnan hasta 58 personajes, algunos de ellos muy reconocibles y hasta icónicos de la España de la Transición, como es el caso de Raphael, Pedro Carrasco, Gila, Nadiuska, José María García y Amparo Muñoz. "Es un repaso exhaustivo a toda una época con una excusa de lujo", incidió Álamo.

Roberto Álamo: "Quien quiera una historia dulce, que vea Cuéntame"

Más allá del símbolo, de la precisa metáfora de una época que es para Animalario Urtain, el espectáculo se centra, especialmente, en "la educación recibida en este país durante la Dictadura, que se cargó emocional y afectivamente, casi sensorialmente, diría yo, a un par de generaciones y que aún vamos arrastrando. La sombra de Franco es demasiado alargada". Según las palabras del actor protagonista, "los hombres de mi generación", y tiene 39 años, "aún tenemos pudor en mostrar sensibilidad, en llorar en público o en abrazar a otro hombre" y todo esto "es heredado de nuestros padres y de la educación que nos ha legado el señorito Franco".

Así las cosas, el espectáculo de esta noche no pretende ser complaciente con el pasado: "El que quiera ver las cosas más dulces de la época, que las vea en Cuéntame", advirtió.

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