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Uruguay tampoco se rompe

España no se rompe, Uruguay tampoco. La Junta expuso el viernes las claves de su autogobierno a un país que ensaya con problemas su descentralización. Chaves animó a Iberoamérica a hacer valer su peso en el escenario internacional cuando la crisis desmonta el orden establecido. "Es el continente del futuro", dijo. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 16:56 h.

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Isabel Morillo. Enviada especial en Montevideo (Uruguay).

España no se rompe, Uruguay tampoco. La Junta expuso el viernes las claves de su autogobierno a un país que ensaya con problemas su descentralización. Chaves animó a Iberoamérica a hacer valer su peso en el escenario internacional cuando la crisis desmonta el orden establecido. "Es el continente del futuro", dijo.

El presidente de la Junta concluyó el viernes en la capital de Uruguay su viaje oficial de una semana que le llevó antes a Argentina y Paraguay. Vuelve a Andalucía "con los objetivos cumplidos" y el convencimiento de que en plena crisis "lo peor que puede hacer Andalucía es encerrarse o replegarse en sí".

Chaves inauguró el primer seminario internacional del Centro de Estudios Andaluces, dedicado a Los procesos de descentralización, en el que intervino el presidente del Consejo Consultivo, Juan Cano Bueso. Los países suramericanos están en un proceso de cambio político y miran como modelo a la Transición y el Estado de las Autonomías español.

Nada es "exportable mecánicamente", advirtió Chaves, pero de la experiencia se aprende, dijo el Director de la Oficina de Planeamiento y Presupuestos de la Presidencia de la República de Uruguay, Enrique Rubio. Hay diferencias, con Andalucía, también políticas. A pocos metros del acto, en la plaza de la Constitución, una banderola ondeaba con el texto "Tabaré 2009, que se quede, que se quede". Uruguay es las pocas democracias del mundo donde ningún dirigente puede mantenerse en el poder más de un mandato (5 años).

Este país tiene menos de la mitad de la población andaluza, unos 3,3 millones de habitantes, y está dividido en un Gobierno central, que atesora todo el poder, e intendencias (un híbrido entre la provincia y el municipio) sin apenas competencias. No es una excepción. En gigantes como Argentina un ciudadano tiene que desplazarse 3.000 kilómetros e ir a Buenos Aires para sacar su pasaporte.

Si Andalucía contó con las ventajas de su integración en Europa, aquí la fórmula equivalente a la UE, el Mercosur, hace aguas. La unión económica de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay no funciona porque los dos gigantes se comen a los dos pequeños y además Venezuela se dedica desde fuera a poner palos en la rueda. Como la Europa de las dos velocidades, pero aquí aunque todos hablan español se entienden menos.

En el Centro Cultural de España en Montevideo, un ex almacen de ferretería rehabilitado, Chaves no ocultó a los políticos y altos cargos uruguayos --con su termo de mate bajo el brazo como el resto de los ciudadanos-que en el modelo que miran con deseo hay también asignaturas pendientes como la reforma del Senado para que las autonomías ganen voz.

El mensaje final del presidente andaluz a Iberoamérica no dejó al lado la crisis. Una nueva situación económica que ha demostrado, sostuvo, que para salir de ella se requieren "soluciones globales" y de la que saldrán nuevas oportunidades. Ahora que los bancos se arruinan y hacen trizas los planteamientos neoliberales, dijo, "Iberoamérica está ahora en mejores condiciones que en otros momentos de su historia para poder hacer valer su peso en la escena internacional". "Es el continente del futuro", proclamó Chaves a pocas horas de embarcar rumbo a Europa.

En el balance del que ha sido su viaje 109, el presidente de la Junta consideró cumplidos los objetivos. Ha contactado con los emigrantes y les ha prometido una reforma de la ley para que tengan representación directa en el Parlmento. Ha animado a las empresas a "asumir riesgos" y fortalecer su presencia en el extranjero. Ha invitado a la celebración del Bicentenario. Y ha vendido Andalucía como destino. Todo marcado por una crisis sobre la que sostiene que no hay mal que por bien no venga.

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