Álvaro Vadillo, en el amistoso con la AD San José.
Álvaro Vadillo está tan lanzado después de obtener el alta médica que su entrenador, algún que otro compañero y los técnicos que lo guían en su rehabilitación tienen que frenar su enorme deseo de volver a ponerse la camiseta del Betis. Si fuese por el canterano, este viernes entraría en la convocatoria del primer equipo y el sábado estaría en el banquillo de Vallecas, pero no puede ser. Ayer se cumplieron cinco meses exactos desde que se rompió la rodilla en el Santiago Bernabéu y el extremo, que sí se entrena con el grupo, todavía no está en las condiciones óptimas para reaparecer en la alta competición. Aún debe superar un test muscular y recuperar el ritmo imprescindible para competir."Él ve que puede estar ya y quiere acelerar los plazos y dar cuatro pasos en vez de uno. Hay que frenarlo por eso. Lo peor sería que recayese por no tener una recuperación completa", explicó ayer su entrenador, Pepe Mel. "Por supuesto que va a recortar plazos y no va a llegar a seis meses. En cuanto pase la prueba definitiva para ver si la masa muscular coge el tono necesario, competirá, seguramente con el B", añadió. En el filial, según Mel, Vadillo "va a estar más cómodo y se va a probar mucho mejor". "Será más sencillo para él que en un partido de Primera, que es más vertiginoso y le va a pasar por encima", sentenció.
Así pues, no sería extraño que Vadillo fuese citado por Risto Vidakovic para el Betis B-Jaén de este sábado (16.30 horas). Los médicos anunciaron hace una semana que el puertorrealeño necesitaría un mínimo de 15 días para estar apto.