El fin de semana está que arde, y no sólo por la crueldad sahariana del aire, ni por la Eurocopa que puede sacar al equipo patrio del eterno fangal de los mediocres. Hay algo mucho más caliente, crucial, arrebatador: el congreso de Valencia. Mucho mejor que un campeonato de fútbol, mucho más tórrido que el vendaval del desierto. Todos seguimos con expectación el último desaire de José Mari y nos preguntamos si Mariano seguirá adelante a pesar de que el futuro se le presente del mismo color del bigote, mientras Esperanza y Jaime siguen mentando la soga en casa del ahorcado. Mejor que cualquier culebrón de sobremesa para acompañar el gazpacho.
Luis M. Ruiz