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Valérie Tasso: "El mundo de la televisión es peor que el de la prostitución"

La francesa publica Diario de una mujer pública, secuela narrativa del bestseller Diario de una ninfómana, con el que muestra el rostro más siniestro de algunos programas.

el 21 abr 2011 / 07:20 h.

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–Tras el continuo acoso y estigmatización, pérdida de amigos o incluso amenazas de muerte, que tuvo con la publicación de Diario de una ninfómana, veo que no se arrepiente en absoluto de haberlo escrito...

–No. Nunca me arrepiento de algo que he hecho, sino de lo que, tras dudar, finalmente no hago. El estigma es normal que esté presente porque la gente todavía no ha entendido el tema de la prostitución. La mayoría de las personas, cuando habla de prostitución lo entiende aún como algo forzado únicamente, cosa que en parte comprendo. Pero lo que más me ha dolido han sido las amenazas de muerte. Ha sido algo terrible.

–Con Diario de una mujer pública nos cuenta los entresijos de la televisión así como tu relación con personas conocidas. ¿Qué acogida está teniendo este morboso volumen?

–El libro tiene muy buena acogida. Sí es cierto que tiene morbo, pero eso da igual porque el morbo ya lo despierto yo al hablar de sexo. Creo sinceramente que hay mucha gente que está interesada en cómo funciona el mundo de la televisión y de las relaciones que yo he podido tener. Relaciones que escondo mediante iniciales falsas pues en ningún momento he querido hacerlo público. Y por otro lado, hay gente que le importa lo que hay más allá del morbo, y eso es realmente la esencia del libro.

–¿Por qué publica este libro ahora, a principios de 2011, cuando lo escribió paralelamente a la promoción de Diario de una ninfómana?

–Porque he dejado de tener miedo completamente y de tener pelos en la lengua. Yo ya no me arrugo por nada. Estoy cansada de la gran hipocresía y de la doble moral que hay todavía en 2011. Y todo esto quizá sea debido al “remanente francés”, pues siempre hemos sido mucho más abiertos en temas sexuales ya que yo, por ejemplo, ya tuve de pequeña clases de educación sexual.

–Valérie, viendo su domino completo del castellano, incluso a nivel muy culto, ¿escribe sus libros en francés o directamente en español?

–Directamente en castellano. Aunque hay una parte del libro que estaba en francés y que se ha traducido. A veces me pasa, cuando estoy cansada, pero en general escribo en castellano. Para dominar muy bien un idioma, tengo una receta que no falla: se trata de ligar con alguien del país al que vayas. En la almohada se aprende de todo.

–Si bien este libro se plantea en clave de diario, ¿qué hay de ficción y qué de puro realismo?

–En un diario o en una biografía, siempre hay una parte de ficción. La memoria inevitablemente ficciona para intentar llegar a la intensidad con que ocurrieron los hechos tiempo atrás.

–Le pregunto esto para que me diga qué relación hay entre la realidad y lo siniestro.

–Tal y como lo definía Schelling: “lo siniestro es aquello que, debiendo permanecer oculto, se ha desvelado”. Y la acepción reality show es un ejemplo muy bueno. A partir de la Segunda Guerra Mundial, sale a la luz esos campos de exterminación y nos damos cuenta de hasta dónde podemos llegar. Desde entonces, el “espectáculo de realidad”, ha formado parte de nuestra propia vida. Esto demuestra que estamos en la cultura de lo siniestro y, francamente, me da un poco pavor.

–En este nuevo diario, cuenta cómo un productor dio por hecho que aceptaría tener relaciones sexuales con él, sin más ni más. ¿Siempre le han apuñalado con esos clichés tan frívolos?

–Este acoso sexual fue, afortunadamente, un acontecimiento aislado. Pero el cliché siempre estuvo, aunque ya mucho menos ya que me he dado a respetar. No por tener relaciones sexuales con señores a cambio de dinero soy una persona frívola y fácil. Este productor cayó en un prejuicio muy común, incluso me hizo cierto chantaje con la posibilidad de tener un programa, pero “se dio un gran hostia”.

–¿Diría, pues, que el mundo de la televisión es todavía peor que el de la prostitución?

–Sí. En la prostitución todo está claro. Hay un consenso entre un cliente y la persona que va a alquilar su saber sexual. Y no me refiero a la prostitución forzada, sino a una prostitución libre. La que, al menos, yo he conocido. En algunas cadenas de televisión, ciertamente indeseables, a veces, no existe esta transparencia.

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