La romería de Valme tiene un origen campestre, con una gran presencia del caballo. Y ésta ha sido su estética tradicional. Por esto, de cara a la edición de 2009, la hermandad ha celebrado el primer encuentro de caballistas de la romería con el objetivo de mejorar la estética de la comitiva que acompaña a la Virgen hasta Cuarto. No en vano, los romeros a caballo son parte del colectivo que peregrina cada año, tanto como las carretas, las galeras o los peregrinos que van a pie.
Sin embargo, algunos caballistas habían observado cómo en los últimos años los peregrinos a caballo se habían alejado de la carreta de la Virgen. Esta costumbre tiene una explicación: durante la peste equina de los años 90, en la romería de Valme dejó de verse el caballo, y la gente optó por ir a pie, con el tiempo el tradicional caballo de romería volvió con el tercer domingo de cada octubre, pero mucho más alejados de la carreta de la Virgen, como era su sitio natural.
Por tanto, este año la hermandad, a propuesta de Álvaro Cueli, miembro de la junta de gobierno, y de Juan Miguel Martín, ha decidido volver a fomentar la presencia del caballo en la comitiva, por lo que los jinetes se situarán en la zona de antepresidencia (delante de la fila a pie donde va el hermano mayor y miembros de su junta de gobierno, que a su vez está delante de la carreta de la Virgen), portando los estandartes de la hermandad y las banderas de la romería. "Ya se ha conseguido que la peregrinación llegue a una buena hora a la ermita (en torno a las 13.30 horas), y ahora toca mejorar la estética de los caballistas que acompañan". La hermandad quiere que la romería tenga una identidad, una estética que la caracterice y, en el caso del caballo, una "mayor variedad en las vestimentas e indumentaria, tanto de los jinetes como de los caballos", destacó Cueli.
Los cambios estéticos de los caballistas también tienen su explicación lógica, ya que con el tiempo Dos Hermanas se ha acercado mucho a Sevilla y sus costumbres, por eso se ven muchos jinetes ataviados con polainas, pantalones con caireles y los zapatos bajo la polaina, una indumentaria muy típica de los caballistas de la Feria de Abril, pero no propia de una romería. Según Cueli, esta moda "no es que esté mal, pero es preciso tener mayor variedad y seguir algunos consejos para preservar la identidad de la romería de Valme o de otros pueblos". E insiste: "Porque para la feria ya está la feria, pero en romería las costumbres, la estética y el buen gusto es otra cosa bien distinta".
En este primer encuentro de los caballistas de Valme, se trató incluso del peinado de la crin de los caballos. En la feria de la capital suelen verse trenzados, lo que da al animal una imagen muy señorial. Pero lo típico de Valme es un estilo castañeta, que da al caballo una iconografía más campestre.
Por último, tanto Álvaro Cueli como Juan Miguel Martín destacaron que es necesario la colaboración de los 1.500 caballistas que suelen acudir el tercer domingo de octubre: "Lo importante es la Virgen, que llegue a su hora y la comitiva tenga un buen paso, todos los caballistas tienen que colaborar para que esto salga bien".s
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