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Vámonos de exposiciones

El Bellas Artes y Santa Clara dan dos buenas razones para salir de marcha cultural.Gonzalo Bilbao en el primero y la Operación Clavel en el segundo.

el 28 ene 2012 / 19:35 h.

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Obras de Gonzalo Bilbao en el Bellas Artes.

Hay dos maneras de salir de marcha. Una consiste en ponerse de ropa de abrigo hasta arriba, salir a la cache, pillar una cogorza y, más que posiblemente, quedarse con la cartera desplumada a base de invitaciones a copas. La otra pasa por salir a media mañana de casa y poner rumbo al Museo de Bellas Artes y al Espacio Cultural Santa Clara. Disfrutará de lo lindo y saldrá hecho un sabio.

Aceptamos que tal vez hayamos sido un tanto reduccionistas en el planteamiento de ambas posibilidades. Pero, de una forma u otra, estas líneas no tienen otro propósito que lograr que ponga rumbo a cualquiera de las dos salas que, estos días, acogen unas exposiciones de esas que, pronto pasarán, y usted lamentará no haberlas visitado.Las hay más mediáticas y con obras más valiosas. Pero difícilmente encontrará otras dos muestras tan imbuídas de Sevilla como las que aquí se les presentan. La primera de ellas, en el Bellas Artes, alberga obras del pintor hispalense Gonzalo de Bilbao, de quien, a partir de ahora, podrá conocer algo más aparte de transitar por su espaciosa calle en la Puerta Osario.

La segunda, en en Santa Clara, le permitirá hacer un viaje en el tiempo: las riadas de Sevilla y la Operación Clavel que se activó para amortiguar el impacto que tuvieron en una ciudad asolada por el agua.  En la pinacoteca las obras de Gonzalo de Bilbao se caracterizan por que hasta la fecha no se habían mostrado públicamente y permanecían en los fondos del Bellas Artes, literalmente durmiendo el sueño de los justos. Estos 22 lienzos se suman a los ocho que ya se exhibían en la colección permanente del museo y que ahora, junto a otras once obras, conforman la exposición temporal Gonzalo de Bilbao.

Fondos del Museo de Bellas Artes de Sevilla. De acuerdo, toca reconocer que ningún lumbreras aspira a premio con el título que le han buscado a la muestra. Pero si se pasa por alto lo excesivamente explicativo de su epígrafe, la cosa merece la pena. Se pretende, dicen sus responsables “reivindicar la importancia de los pintores sevillanos en la pintura moderna española y dar a conocer al gran público la producción de aquellos artistas, y por otro, mostrar sus fondos propios organizando muestras temporales que ubiquen al artista en su contexto social e histórico y su relación con los pintores coetáneos”. Y si encima, como es el caso, sale baratito, mejor que mejor en unos tiempos que no corren buenos para aspirar a traer –de prestado– al Bellas Artes lo más granado de, pongamos por caso, Leonardo Da Vinci.  Sin embargo, subir a planta los óleos de Gonzalo Bilbao no ha sido tan sencillo como bajar al sónato a por ellos y colgarlos luego de una alcayata. La preparación de esta muestra ha permitido al equipo de trabajadores del Bellas Artes hacer una revisión a fondo de su obra, tanto a nivel de conservación preventiva y restauración, como de documentación, estudio e investigación, contribuyendo al mismo tiempo a ampliar la biografía sobre el artista sevillano, “escasa para la importancia que reviste su obra”. Así, en colaboración con expertos del Centro Nacional de Aceleradores (CNA) ubicado en Sevilla, los Departamentos de Difusión, Conservación e Investigación del Museo han aplicado técnicas de investigación no invasivas a los lienzos para estudiar tanto los materiales como los pigmentos utilizados por el pintor y analizar su trayectoria y evolución pictórica.

De este modo, se ha conseguido montar una “magnífica colección de cuadros” a la que, en opinión del consejero de Cultura, Paulino Plata, “no le quita ningún valor el hecho de que sean fondos del propio museo”. No en vano, en la exposición se pueden contemplar lienzos tan llamativos como el de Las Cigarreras, un óleo de gran formato realizado por Bilbao en su etapa de madurez artística y ambientado en la antigua fábrica de tabacos de Sevilla. Se trata de una de las obras cumbre del pintor, en la que se exalta la sencillez y el esfuerzo de estas populares obreras.

 Según el consejero, gracias al atractivo de obras como esta y la variada temática de la muestra (se pueden ver retratos como el del rey Alfonso XIII o de su hermana Ana Bilbao, paisajes, escenas costumbristas o desnudos), el público tendrá la oportunidad de “conocer mejor” a este artista, uno de los más destacados de la pintura española y que estuvo muy vinculado a las principales instituciones culturales de Sevilla desde el regreso a su ciudad natal (tras viajar por París o Marruecos entre otras ciudades) a finales del siglo XXI. Suena a discurso hecho. Pero lleva más razón que un santo.

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