Ni la historia se salva ya de la maldad de los vándalos. En Alcalá de Guadaíra los gamberros pasan de quemar contenedores y realizar pintadas a destruir los restos que el paso del tiempo ha dejado en forma de patrimonio local.
El vandalismo asola los principales monumentos y elementos patrimoniales del municipio, como demuestra el lamentable estado en que se encuentran muchos de los molinos que jalonan el río Guadaíra. Un claro ejemplo de ello es el molino de Vadalejos restaurado hace un par de años y que ya está completamente destrozado, o la casa Ibarra, un claro elemento patrimonial recientemente adquirida por el Consistorio (ha costado más de un millón de euros) y que los vándalos han desvalijado.
Sin ir más lejos, la recientemente restaurada cueva del Vaquero fue expoliada sólo unas semanas después de ser rehabilitada, lo que hizo necesario un nuevo proyecto de restauración que ha tardado más de un año en llevarse a cabo.
Pero el catálogo de agresiones no se queda en el patrimonio cultural. Afecta principalmente al mobiliario urbano, las pintadas son posiblemente lo más común en todas las ciudades y en Alcalá de Guadaíra proliferan por todo el municipio, comercios, muros e incluso viviendas particulares son los lugares preferidos por los gamberros para estampar sus firmas.
La Policía ha llegado a detener a 13 personas por realizar pintadas, muchas de ellas son mayores de edad y fueron pilladas infraganti, pero los actos incívicos continúan. De hecho, el Ayuntamiento gasta al año más de 200.000 euros en eliminar las pintadas.
La situación es realmente preocupante en la zona norte donde cada día amanece con algún vehículo destrozado. Los vecinos han llegado a comentar el problema al alcalde, Antonio Gutiérrez Limones (PSOE). "Cada día nos levantamos con miedo por lo que han podido dañar" explica Clara Hernández, vecina de la zona cuyo coche ha sido destrozado en dos ocasiones.
La situación es tan preocupante que el propio Consistorio no ha dudado en implicar a los vecinos pidiéndoles que "denuncien estos actos vandálicos para poder detener a los culpables", ya que el municipio cuenta con una normativa propia contra el vandalismo que aplica severas sanciones económicas a los culpables.
En este sentido, la portavoz del gobierno municipal, María José Borge, advierte de que la ordenanza contempla sanciones que van desde los 300 a los 3.000 euros por vandalismo. Borge ha enfatizado que a la sanción que estime la ordenanza se le suma la indemnización que el Ayuntamiento exige por el coste de los destrozos.