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Vaporettos de Sevilla

La idea del bus fluvial que la Diputación ha lanzado, más que con Venecia o Amsterdam, pone a Sevilla en relación con Hamburgo donde ya hace tiempo que existe este medio de transporte recorriendo el afluente Alster...

el 15 sep 2009 / 05:32 h.

La idea del bus fluvial que la Diputación ha lanzado, más que con Venecia o Amsterdam, pone a Sevilla en relación con Hamburgo donde ya hace tiempo que existe este medio de transporte recorriendo el afluente Alster que atraviesa la ciudad y su comarca y un tramo del Elba, desde el barrio antes periférico de Stern hasta Blankenesse, un pueblo al que podríamos atribuir semejanzas con Coria o la Puebla. Digo esto para que, de entrada, no se piense que el proyecto es extravagante y, a continuación, para defenderlo porque -además de ser una ruta alternativa, un ahorro de energía y un camino relajante- puede representar la recuperación de unas visiones perdidas hace mucho.

El tramo del Guadalquivir entre el Vado de las Estacas, usado ya por Publio Cornelio Escisión antes de fundar Itálica hace más de 2200 años, y el paso de Coria aún en uso, fue lugar de recreo y esparcimiento durante siglos. Se refirieron a él Vélez de Guevara, Cervantes o Lope de Vega y lo pintaron muchos artistas, desde Zurbarán -de Sevilla hacia Gelves- hasta Joaquín Sáenz que puso los zigzags hasta Alcalá del Río en el Cartel de la I Bienal de Flamenco. Ah, y para los que se crean que es una ruta de pobres: por ella llevaron a pasear, por lo menos, a Felipe IV y a Felipe V en sus visitas a Sevilla. Es una idea magnífica. Y un éxito con sólo asegurar que estos vaporettos salen y llegan a su hora.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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