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Vaya semanita

Titulo la columna con el nombre del programa de la televisión pública vasca, Vaya Semanita, con la esperanza de que podamos tomar prestado su ingenio, su sentido de la autocrítica, su buen humor. Y es que, falta le ha hecho a este país unas buenas dosis de estas medicinas, fórmulas mágicas contra los bocazas, fundamentalistas, salva patrias...

el 16 sep 2009 / 02:54 h.

Titulo la columna con el nombre del programa de la televisión pública vasca, Vaya Semanita, con la esperanza de que podamos tomar prestado su ingenio, su sentido de la autocrítica, su buen humor. Y es que, falta le ha hecho a este país unas buenas dosis de estas medicinas, fórmulas mágicas contra los bocazas, fundamentalistas, salva patrias y otras joyas similares de las que estamos sobrados en la vida pública y, desde luego, en la mediática.

Tras los estruendosos comentarios, o titulares, aplicados a asuntos varios podemos coincidir en que, en sólo una semana, el mundo ha parecido hundirse por asuntos tan dispares como: un debate sobre el estado de la Nación; la píldora del día después y la reforma de la Ley del Aborto; el final de la Copa del Rey con su banda sonora de pitos y flautas y sus errores televisivos -pasillo al Barca, campeón de Copa y de la Liga- y hasta el cacharrazo habitual en el Festival de Eurovisión. Tan dispares temas, de diferente interés social, han acabado mezclados en un ruido desproporcionado, que hace casi imposible la reflexión y el debate sobre lo que es importante y lo que no lo es. ¿Se rompe España por los pitos en Mestalla? ¿Es la primera vez que se pita un himno o que se es maleducado en una grada?

Pues, muy al contrario de lo que opinan quienes vieron lo ocurrido casi como un atentado a la Monarquía Constitucional a otros nos parecía que esa Final era un homenaje a la España de las Autonomías, porque, pitos aparte, allí hubo un partido, una cita, con una bandera común y una aceptación de las reglas del juego.

Eso es lo que queda, lo otro es anécdota que indica lo irrespetuosas que pueden ser unas masas futboleras, propensas siempre a dejarse calentar. Tampoco acabará con la moral de Occidente tal y como predican los antiabortistas, la nueva Ley, que es necesaria y europea. El discurso público sobre asuntos como estos es material de primera para el equipo de Vaya semanita y, ya que han conseguido que los vascos aprendan a reírse de sí mismos, a ver si nos ayudan a hacer lo mismo a todos como españoles.

Periodista

opinion@correoandalucia.es

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