Montequinto protesta contra el cierre de la residencia de mayores

Trabajadores y familiares de grandes dependientes se concentraron a las puertas de la Delegación territorial de Salud y Bienestar Social

Juan Manuel Martín lleva más de nueve años esperando una plaza. Foto: El Correo Juan Manuel Martín lleva más de nueve años esperando una plaza. Foto: El Correo «Pretendían que llevara a mi madre a una residencia de Huércal Olvera en Almería, teniendo más de 100 plazas libres en la que está a menos de un kilómetro de mi casa». Así narraba su difícil situación Juan Manuel Martín, vecino de Montequinto e hijo de una mujer con minusvalía del 81 por ciento reconocido, que le obliga a estar «permanentemente cuidada por alguien». Como él, alrededor de una veintena de afectados por la situación de la Residencia pública de Mayores y Grandes Dependientes de Montequinto, se concentraron ayer a las puertas de la delegación territorial de Salud y Bienestar Social, para reivindicar, mediante una cacerolada, que «Montequinto no se cierra». Los vecinos se oponen a la intención de la Junta de Andalucía de cerrar estas instalaciones que, según un informe técnico, no son adecuadas por fallos estructurales y de asentamiento del terreno, si bien la administración pretendía reubicar a los usuarios en otra residencia situada en el centro de Dos Hermanas. Según Chari Pagés, trabajadora de la residencia, aseguró que «llevamos tres años luchando para que no se cierre la residencia, y no paran de darnos excusas». De hecho, Pagés afirmó que «no hay ingresos de residentes desde hace mucho tiempo, a pesar de que hay más de 120 plazas libres de las 270 existentes». El de Juan Manuel Martín es uno de los casos «más sangrantes». Lleva más de nueve años esperando una plaza para su madre, de 80 años, que tiene el 81% de minusvalía reconocido y, por lo tanto, necesita cuidados las 24 horas. En la actualidad, no cuenta con ingresos al estar en paro, por eso él mismo cuida de ella. «La situación es insostenible, no puedo buscar trabajo porque tengo que estar pendiente de mi madre». «Mientras tanto, la residencia está cada vez más vacía, a pesar de todas las familias con dependientes que la necesitan», aseguraba Antonio Pérez, uno de los vecinos quinteños que apoyaba la causa.

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