Cultura

Velázquez, ese oscuro objeto del deseo

Además de su incuestionable maes- tría -en el estricto sentido de la palabra, como creador de escuela e influencia determinante en generaciones posteriores- Velázquez es el autor más cotizado en las subastas internacionales de arte antiguo por su escasa prodigación.

el 15 sep 2009 / 01:36 h.

Además de su incuestionable maes- tría -en el estricto sentido de la palabra, como creador de escuela e influencia determinante en generaciones posteriores- Velázquez es el autor más cotizado en las subastas internacionales de arte antiguo por su escasa prodigación.

Mientras que Murillo fue un autor muy prolífico, de Velázquez se estima -y así lo aseguró el conservador de Sotheby's, James McDonald, el pasado martes- que no pintó más de 120 cuadros. "Velázquez fue un pintor de la corte, que salió poco, casi que estaba oculto", aseguró ayer el periodista y escritor británico-español Tom Burns, que participó ayer en la jornada de clausura del Simposio En torno a Santa Rufina: Velázquez de lo cortesano a lo intimo con la conferencia titulada ¿Por qué no hay Velázquez en Sevilla?

Con este interrogante inicial, Burns -articulista en el Washington Post y el Financial Times, entre otros-, quiso ofrecer una "mirada periodística al simposio" en un discurso en el que desgranó cómo, a partir del siglo XIX, fueron saliendo de España la mayoría de los cuadros que fueron pintados en el XVII por Diego Velázquez. Antes de esa fecha, "ni los británicos ni los franceses sabían nada de este pintor".

Fue a partir de 1800 cuando se instaura en el Reino Unido y el país galo un "gusto por lo español", al tiempo que los coleccionistas "comienzan una batalla descarnada por Velázquez".

Uno de los culpables de esta explosión velazqueña fuera de nuestras fronteras fue, según explicó ayer Burns, el pintor y viajero romántico Richard Ford -un hombre "extremadamente refinado, culto, con muy buen gusto y gran sentido del humor"-, que pasó tres años en Sevilla y fue "de los primeros en escribir sobre Velázquez en Inglaterra", dijo el periodista. "Ford aseguraba que Velázquez era el Homero del arte español, mientras que Murillo era el Virgilio", añadió.

Fue a partir de entonces cuando las grandes casas nobiliarias inglesas, las incipientes casas de subastas y los marchantes más acaudalados comienzan -de forma más o menos fraudulenta- a comprar, y hasta a sustraer compulsivamente obras del genio sevillano.

"Yo hubiera llamado esta conferencia Velázquez en los cuatro reinos (británicos), puesto que no había territorio en las islas que no poseyera un buen Velázquez", explicó el periodista, para nombras piezas maestras en territorio británico, como la Vieja friendo huevos (hoy día en Escocia), La mulata (en la National Gallery de Dublín) y La Venus en el espejo (National Gallery de Londres).

Hubo casos más escandalosos, como el que protagonizó el Duque de Wellington con El aguador de Sevilla - "que llega catalogado como un Caravaggio", narró Burns-. "¿Por qué, pues, no hay Velázquez en Sevilla? Pues porque no existía la Fundación Focus en el XIX", bromeó el periodista.

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