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Velocidad + calidad = éxito

Antonio Tapia dio la vuelta a la alineación y el equipo dio la vuelta a la crisis. El Betis ganó y el Girona no remató ni una sola vez entre los tres palos de Goitia. Así sí.

el 24 oct 2009 / 22:39 h.

Así empezó y así acabó el Betis.
Durante la primera media hora en Montilivi, el Betis fue más o menos tan pobre como en Castellón. Lento, horizontal, nada mandón, estático (y por tanto previsible) y muy, muy aburrido. Si la pelota se mueve a un kilómetro por hora, es imposible batir a ningún rival, aunque sea tan inofensivo, asustadizo e incauto como el Girona. Asustadizo porque trató al Betis con el mismo exceso de respeto que el Albacete en su día e incauto porque a su técnico le dio por adelantar la defensa hasta la proximidad del círculo central. Sólo era cuestión de que alguno de los cuatro mediocentros con que Antonio Tapia revolucionó su medular se tomase un par de segundos para plantear un pase en profundidad y que alguno de los puntas se diese una carrera. Lo primero lo hizo Capi y lo segundo, Sergio. De hecho, el catalán hizo cuatro esprints y tuvo cuatro manos a mano. Si a eso se le suman una defensa aseadita, unos laterales concentrados y con la misión de subir y subir y las líneas, por fin, más juntas gracias al despido de los extremos y el dinamismo de los dos interiores, el resultado es un partido tranquilo. Y por cierto, si Odonkor ha jugado un Mundial, ¿qué tendría que haber jugado Rodri? Muy buen partido del canterano. La ecuación está clara: velocidad+calidad=ascenso; lentitud+falta de actitud=otra temporada igual.

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