Las plazas de Dos Hermanas, Almadén de la Plata, Morón de la Frontera y Constantina han sido vetadas por la Unión de Toreros y la Unión de Nacional de Picadores y Banderilleros para denunciar los impagos que pesan sobre los profesionales del toreo en las últimas temporadas por las empresas que las gestionaron. Estos cuatro cosos sevillanos se unen a otras 38 plazas de toda la geografía nacional, que también han sido señaladas en esta particular lista negra. Desgraciadamente y en la práctica, este paro profesional no incidirá directamente en el desarrollo de la declinante temporada hispalense, que ha visto cercenado casi por completo el circuito rural.
Según han explicado los representantes de las asociaciones de profesionales del toreo, las empresas que explotan estas plazas de toros, en su mayoría, se crean para funcionar sólo durante la temporada taurina e incumplen sus obligaciones con toreros, ganaderos y ayuntamientos, adeudando también a la Hacienda Pública y a la Seguridad Social. Pero, tal y como aclaran desde la Unión de Toreros, este problema va mucho más allá: Terminada la temporada y tras haber sido alquiladas y realquiladas, tales empresas se abandonan cargadas de deudas y responsabilidades, para ser sustituidas por otras, ahora limpias y relucientes, administradas por nuevos e insolventes testaferros, a quienes se les dan 300 euros por poner su firma en unas escrituras.
Este veto ha saltado a la luz pública a raíz de la corrida de toros celebrada el pasado fin de semana en la localidad manchega de Porzuna. El festejo estaba organizado por la empresa Engue Agropecuaria que mantiene una deuda con el diestro vallisoletano Leandro por una actuación anterior en San Clemente. El matador de toros Víctor Puerto, después de ser advertido por la Unión de Toreros, decidió caerse del cartel explicando que pretendía así apoyar a su compañero: me duele porque a mi temporada no le sobran fechas pero hay que intentar mantener una unión entre nosotros, señaló.
Puerto fue sustituido por el torero alcarreño Sánchez Vara, que ha sido señalado como cabeza de turco sin demasiadas certezas del llamado túnel, una práctica muy extendida por los escalafones taurinos que consiste en actuar por debajo de los emolumentos mínimos y en ocasiones a cambio de sellar los boletines de la Seguridad Social. Pero Puerto no fue el único torero que decidió suspender su actuación este fin de semana. El gaditano Pérez Mota también se cayó del cartel en Almadén siendo sustituido por El Renco.
Sánchez Vara salió al paso de las críticas en los micrófonos de la cadena Ser aduciendo que tenía que alimentar a sus dos hijos y que, en cualquier caso, había liquidado su salario y el de todos sus hombres por encima de esos mínimos recogidos en el convenio nacional taurino. La polémica está servida y tiene un nefasto efecto colateral al impedir que nuevos empresarios solventes puedan organizar espectáculos taurinos en esas plazas si no se hacen cargo de las deudas contraídas por los gestores anteriores, personajes de sobra conocidos que ni siquiera aparecen en los contratos de adjudicación con los ayuntamientos, tal y como apunta la propia Unión de Toreros, que denuncia la competencia desleal de algunos matadores y apoderados que siguen contratándose con esos empresarios sin escrúpulos.
