Tras Pídele cuentas al rey, su primer largometraje, José Antonio Quirós regresa al cine reivindicativo y a su Asturias natal con Cenizas del cielo, una historia sobre "lugares imposibles" y "la incapacidad del hombre para vencer al progreso" detrás de los humos tóxicos de una central térmica. Cenizas del cielo, que se estrena este viernes, no trata de ecología sino de "exponer un tema y que cada uno saque su propia conclusión", ha explicado Quirós, que asegura que la cinta nace después de haber observado cómo "la gente puede llegar a vivir en lugares imposibles".
En Cenizas del cielo, ese lugar imposible es el pueblo de Soto de Ribera, en la ficción Valle Negrón, un paraje verde y frondoso donde sus variopintos vecinos viven al lado de las chimeneas de una central térmica. Allí, a causa de una avería en su autocaravana, llega el escocés Ferguson, un aventurero "de culo inquieto" que finalmente se acabará uniendo a la lucha de Federico, lugareño de sesenta años que cree en el cierre de la central gracias al Compromiso de Kyoto.
El actor Gary Piquer es quien introduce la mirada foránea dentro del microcosmos del pueblo asturiano y para él "poesía, vida, lucha y naturaleza son temas que están en la película", aunque lo realmente importante es que este filme "es un retrato de vida a través de sus personajes", algo que también ha subrayado Beatriz Rico. La actriz asturiana, quien da vida a una mujer que achaca los problemas de fertilidad de su marido a la central, pasó parte de su infancia en la aldea que sirve de escenario y todavía conserva allí familia, por lo que ha subrayado que Cenizas en el cielo es "un retrato perfecto de la vida en los pueblos".