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Viera: "No habrá un movimiento contra la dirección. Estaría condenado al fracaso"

El secretario provincial de los socialistas desgrana su análisis del 22-M en Sevilla y las lecciones que deben extraer los socialistas de su batacazo electoral

el 18 jun 2011 / 18:30 h.

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-Después del batacazo del 22-M, ¿el fracaso en algunas negociaciones con IU en Sevilla ha contribuido a generar aún más desazón en el PSOE? Se ha notado una cierta crispación en su discurso y palabras muy gruesas para IU.
-Porque nosotros esperábamos de IU coherencia, sentido común, responsabilidad y una la cercanía ideológica que nos hubiera posibilitado pactos estables. En algunos casos se ha dado, pero en otros casos ha habido sonoros fracasos por la conducta inadmisible de acordar pactos antinatura para que el PSOE no gobierne.


-¿Ha habido tal vez un ‘cordón sanitario' contra el PSOE?

-Desde luego lo que no se puede hacer es decir que hay que frenar a un partido.


-O decir que hay que quitar a un candidato del PSOE para alcanzar un acuerdo, ¿no?
-No es serio que nos lo hayan propuesto. Eso es anteponer intereses inconfesables a los generales.


-Lo cierto es que entre una y otra cosa, lo que sí se observa es una desafección hacia los socialistas cada vez más pronunciada .¿Usted qué tiene que decir como secretario provincial del PSOE?
-Yo creo que la estructura de nuestra sociedad, comparada con la de décadas anteriores, ha cambiado. A la gente que vivió la salida de la dictadura, que padeció carencias educativas, sanitarias, de empleo, de calidad de vida, etcétera, se le han añadido generaciones que han nacido con la educación gratuita, la sanidad gratuita, las viviendas sociales, instalaciones deportivas al alcance de cualquiera... Y además partes importantes de esta parte de la población de entre 20 y 45 años han vivido la etapa dorada de la economía en la que hemos estado más metidos en el poseer y en el tener que en el ser. Si comparamos la vida de unos y otros ciudadanos, veremos diferencias notables y concluiremos que las nuevas generaciones son ahora más exigentes. Eso se ha notado en el movimiento del 15-M, con esa pretensión de una mayor participación en la toma de decisiones. Pues bien, es bueno bucear en el fondo de este movimiento para encontrar nuevos caminos para desarrollar una democracia más representativa en el que los ciudadanos tengan mayor compromiso con el entorno en el que vive. Nosotros debemos recorrer ese camino para reencontrarnos con esta población.


-¿Dándole un giro más a la izquierda al discurso socialista?
-Ser de izquierdas hoy significa incorporar nuevos compromisos con nuevas situaciones que se están dando. En estas elecciones hemos querido enseñar nuestro modelo de ciudad sin caer en la rutina, metiendo un discurro más cercano a la realidad, pero nos hemos encontrado con el obstáculo de que la ciudadanía está enfadada y crispada y es poco receptiva a estos valores y mensajes, pero nosotros no podemos renunciar a estos valores, aunque nos conduzca a un camino lento.


-Sobre la capital. ¿Pensaban de verdad que existía la posibilidad de quedarse en sólo 11 concejales?
-No. Siempre pensamos que partíamos de una situación difícil por la coyuntura que teníamos, pero creíamos que recibíamos un magnífico trabajo de la corporación anterior por su modelo de ciudad. En segundo lugar, corregíamos el desgaste de la corporación con un candidato joven, bien formado, sin lastres orgánicos ni institucionales; aportábamos frescura de 3 o 4 personas de gran nivel en Sevilla, y por último, entendíamos que las aportaciones que hacíamos al modelo de la ciudad nos hacían pensar que conseguiríamos un mejor resultado. Al final, el incremento de la participación ha sido para quitarnos la confianza y entregársela al PP, que curiosamente ha ganado con un candidato al que le ha salido muy barata su victoria, pues sus claves para ganar han sido que ha dicho que los sevillanos sean más felices, que tengamos un gobierno más austero, etcétera, y cuando se le ha pedido que concrete, Zoido ha balbuceado y ha mostrado pocas propuestas creíbles. Yo diría que incluso sus primeras medidas, como quitarle una calle a Pilar Bardem, lo de las farolas del centro o lo de encomendarse al cielo o a las autoridades eclesiásticas para que haya más empleo, demuestran que se trata de un proyecto vacío.


-Vuelve a faltar autocrítica. ¿Qué errores han cometido?
-Yo creo que nos ha faltado en todo este tiempo que, al igual que hemos hecho grandes infraestructuras (Metropol, la ampliación de Fibes, la recuperación de la Alameda, las peatonalizaciones), tendría que haber habido una equivalencia con inversiones en barrios periféricos como Cerro Amate, Torreblanca, Alcosa, Miraflores... Quizás allí los ciudadanos no han encontrado motivos para votarnos.


-¿Y en la estrategia electoral ? Tampoco todo ha sido muy fluido en el ámbito interno
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-Seguro que ha habido aspectos mejorables, pero nadie pude dudar de que Juan Espadas ha hecho un gran trabajo, por encima del de la propia campaña electoral. Y, además, yo no creo que el ciudadano vote en función de que haya en la lista más o menos secretarios locales o dirigentes vecinales. Son elementos complementarios, pero nada más. Tenemos que reconocer que los sevillanos ya habían decidido hace tiempo que querían cambiar. Esa es mi conclusión.


-Poco se podía hacer entonces, ¿no?
-Bueno, cuando se empieza una campaña si no te lo crees y no te entusiasmas, para qué participar. Creíamos que podíamos modificar las tendencias de las encuestas, pero es evidente que los sevillanos no estaban por la labor de confiar en nosotros.


-Cree que la necesaria autocrítica puede derivar en la gestación de algún movimiento organizado crítico con su gestión, que se generen movimientos internos serios.

-La agrupación de Sevilla ha sido históricamente muy viva, muy dinámica, muy crítica, hasta con una cierta parcela ácrata, pero eso nos han permitido ser la principal agrupación provincial de España. En Sevilla capital había algunos dirigentes vinculados al Ayuntamiento con discrepancias con la dirección provincial, pero esto no ha ido nunca más allá del rumor, del comentario informal, del trasladar a los medios esas discrepancias casi siempre de forma anónima. Nuestras diferencias serias y formales las resolvemos cada cuatro años en los congresos. El de 2008 nos dejó con un 98% de apoyos. Yo ahora no espero ningún tipo de respuesta organizada para desestabilizar a la dirección o buscar una sustitución en la misma. No espero ninguna inestabilidad.


-Pero hay frustraciones por los resultados. ¿No habrá exigencia de responsabilidades?

-No, no espero ninguna respuesta en ese sentido. Sevilla va a encarar el curso político que viene con absoluta normalidad .


-¿Y no habrá posicionamientos pensando ya en el año que viene?
-Bueno, hay compañeros que están ya en esas posiciones los cuatro años que dura un mandato, pero bueno, eso forma parte del carácter de la organización. Ahora bien, este año que nos queda, la gente va a estar más centrada en cómo preparar las elecciones autonómicas o generales que en propiciar movimientos orgánicos, que estarían condenados al fracaso. Pueden surgir en los próximos meses compañeros que no habían pensado presentarse a llevar las riendas de esta organización de no haberse dado estos resultados y que probablemente piensen ahora que sí tienen soluciones. Y también yo puedo decidir que quiero seguir y que quiero ver si los compañeros quieren que siga o que dé por finalizado mi ciclo. Hay que esperar con serenidad y no dedicarle mucho tiempo a estas cuestiones y sí a buscar respuestas a lo que los ciudadanos reclaman. Es a lo que me voy a entregar en cuerpo y alma.


-Nos espera un tiempo muy turbulento con el caso de los ERE falsos que investiga la jueza Alaya.

-Yo creo que la jueza tiene en su poder una documentación abundante para ir haciéndose una idea de lo que ha pasado. Los tiempos judiciales son los que son, pero no me cabe la menor duda de que el PP usará este proceso judicial para seguir creando dudas y también sombras y sospechas.


-Hay dirigentes que ahora tras el 22-M se han quedado sin cargo. ¿El partido les ha buscado salida o vuelven a sus empleos?

-Creo que debemos aprovechar esta coyuntura negativa para entender que una organización política no puede ser considerada como una estructura que da empleo a sus militantes, sino que a ella llegan ciudadanos que quieren comprometerse con su sociedad y dedican una parte de su vida a esta actividad. Dicho esto, formar a un dirigente político lleva tiempo y hay que aprovechar este inmenso capital humanos para seguir contando con ellos. En aquellos casos en los que se pueda, habrá propuestas para que algunos formen parte de nuestro proyecto politico.


-Vamos con un dirigente muy especial: Alfredo Sánchez Monteseirín.

-Monteseirín ha decidido su regreso a la inspección médica. Ha sido un magnífico ejemplo de coherencia y de sentido responsable al volver a su actividad, pero eso no quita para que tenga cerradas las puertas. Si en los próximos meses surgen oportunidades que le vengan bien a la organización y que también le vengan bien a él, será uno más, pero teniendo presente que ha sido alcalde de Sevilla durante 12 años y que acumula una gran experiencia.


-Lo que dice de que un partido no es una oficina de empleo, ¿no puede hacer que baje la militancia?

-Pues no. Cuando nos pasó algo parecido en la década de los noventa se produjo todo lo contrario. Hubo un rebrote de gente que se quiso incorporar al partido cuando el PSOE estaba en dificultades. Yo estoy convencido de que ahora tendremos mucha gente que va a venir ahora que no tenemos nada material que repartir. De hecho, ya hemos tenido algunos casos estos últimos días.


-¿Calará esa llamada a la unidad en el partido que están haciendo?

-Nosotros somos un partido muy sólido, cohesionado y disciplinado. Hemos sido y somos un partido fiable. No hay nada que los ciudadanos castiguen más que a una organización desmembrada y descuidada. Aquí no valen aventuras particulares, por muy legítimas que puedan ser, ni nada que pueda deteriorar nuestras direcciones políticas.


-En Andalucía lo tienen mal. Ya no vale decir que el PP sólo gana las encuestas y nunca las elecciones. Les han sacado 300.000 votos en las municipales.
-Hay que valorar muy mucho lo que los ciudadanos han dicho. Es cierto que en elecciones anteriores siempre hemos tenido mucho más apoyo en las autonómicas y en las generales que en las municipales. Nosotros hemos estado sin gobernar en ninguna capital de provincia y sin embargo hemos gobernado en la Junta. ¿Qué creo que tenemos que hacer? Lo primero, poner en valor una comunicación mucho mejor estructurada con los ciudadanos para hacerles ver lo que hemos hecho este tiempo, cuáles son nuestras siglas, nuestra historia y lo que hemos hecho en educación, en sanidad, en servicios sociales, en infraestructuras. Eso hay que saberlo transmitir para que el ciudadano decida si eso le permite seguir confiando en nosotros y escuche qué expectativas le ofrecemos para el futuro. Y esas expectativas hay que centrarlas en la actividad económica y en la generación de empleo.


-Explique cómo se concretan esas expectativas.
-Quien diga que tiene una fórmula para generar empleo, está mintiendo a los ciudadanos y lo vamos a ver en los próximos meses con las alcaldías del PP. Pues bien, ahora tenemos que producir propuestas realistas que pasan porque hagamos una inmersión notable en los aspectos formativos que permitan que ese numeroso colectivo de desempleados de baja formación que tenemos ocupen su tiempo en prepararse para los diferentes mercados laborales que existen y existirán más tarde. Ahí hay que echar mucho dinero, y en los casos en los que podamos, debemos compatibilizar formación y salario, aunque no sean grandes salarios, y así haremos una clara demostración de que nos preocupamos por las clases más desfavorecidas. Después hay que explicar a la gente que vamos a defender con uñas y dientes nuestro modelo de Estado del Bienestar por muy caro que resulte, porque si la gente ya está perdiendo empleo, sería desesperanzador que perdiera también la cobertura social que le estamos prestando. Y, finalmente, a eso hay que ponerle un marco a la esperanza. No podemos bucear permanentemente en la tristeza, pensando que esto es imposible, que no vamos a ningún sitio. Tenemos que buscar resortes que nos lleven a una actitud diferente.

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