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Viernes Santo de vacío

Ninguna cofradía puede realizar estación de penitencia por los fuertes aguaceros que han caido en Sevilla durante toda la tarde. Los sevillanos llevan 48 horas sin ver pasos por las calles.

el 22 abr 2011 / 14:15 h.

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Tres nazarenos del Cachorro.
La Carretería fue la segunda cofradía que decidió no salir.

"Llegamos el Jueves Santo al mediodía desde Valencia y qué mala suerte hemos tenido. Más agua no nos ha podido caer. Nos vamos esta tarde [por la del Viernes Santo] y no hemos visto ni un paso". Las palabras de esta valenciana a la puerta de la iglesia del Patrocinio a la espera de ver en su interior al Cachorro resumía a la perfección lo vivido en Sevilla en las últimas 48 horas: Ni una cofradía en la calle desde el Miércoles Santo. Más desolación y tristeza no se recordaba en los anales de la Semana Santa de Sevilla.

La tarde del Viernes Santo fue desastrosa. Ninguna cofradía pudo poner su cruz de guía en la calle ante los fuertes aguaceros -en ocasiones tormentosos y con especial virulencia- que cayeron en Sevilla durante toda la tarde. Seguíamos estando en alerta amarilla y más que llover, diluviaba en Sevilla. Fue un Viernes Santo triste. Una a una fueron cayendo las siete hermandades que tenían previsto realizar su estación de penitencia a la Catedral.

La primera en anunciar la decisión fue el Cachorro. A las 15.23 horas, casi media hora antes del horario de salida, la hermandad de la calle Castilla comunicaba la mala noticia. "No hay duda, no hay otra cosa. El temporal no nos deja", aseguraba el hermano mayor José María Ruiz, quien subrayaba que en sus ocho años al frente de la corporación sólo la había llevado tres veces a la Catedral. Las estadísticas tampoco acompañaban al día.

Las puertas de la iglesia del Cachorro se abrían a las 17.15 horas para que la gente pudiera ver los pasos. La cola que se formó daba la vuelta a la iglesia. El tiempo medio de espera era de casi una hora, y eso que no dejaban de caer trombas de agua. Un tiempo "de la semana de Feria", como bromeaba el capataz Francisco Reguera.

La segunda mala noticia del día se confirmaba a las 16.00 horas. El hermano mayor de la Carretería, José María Sainz Estrada, daba la siguiente explicación: "Cuando las cosas son imposibles, son imposibles. Esto también es la Semana Santa de Sevilla, en lo bueno y en lo malo. Las predicciones son muy malas, incluso se hablan de granizos, unos condicionantes que no se pueden eludir", confesaba quien este año se despedía del cargo dando las gracias y recordando que los del Viernes Santo son "una raza especial", curtidos en temas de agua.

En la antigua calle Varflora los cofrades se aferraron a la única llamá que se escuchó en todo el día, la del palio de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad: "Por todos los hermanos difuntos, en especial por Benjamín Ojeda [diputado de cultos] que hace dos días se nos fue al cielo. Y ánimo a todo el mundo que el Viernes Santo del año que viene está ya aquí", dijo el capataz en el retranqueo.

Un claro que no llega. La hermandad de la O estuvo pendiente de un claro y pidió una prórroga de media hora que no llegó a agotar. Pasadas las 18.15 horas se confirmaban los malos pronósticos y la última de las cofradías trianeras decidía quedarse en casa: "Dadas las circunstancias es lo mejor. Nos habían dado una esperanza muy pequeña, pero no era tal. Han cambiado los vientos, sí, pero ahora es peor. Estamos hablando de un 60-70% de lluvia", explicaba muy tranquilo el hermano mayor, Antonio Palma.

Pasadas las 19.00 horas se caía la cuarta cofradía del día. La previsión seguía siendo "desafortunada" para la tarde (hasta las 20 horas se mantenían la previsión de chubascos en torno al 70%) y dado el tiempo que llevaban esperando (habían pedido una demora de media hora) la junta de gobierno de la Soledad de San Buenaventura decidía no salir: "Tenemos que analizar y ver nuestro patrimonio artístico y humano. Puede que cuando salgamos del templo y nos marchemos a casa, deje de llover, pero tampoco podemos estar aquí esperando mucho más tiempo", señalaba el hermano mayor, José Félix Romero en un annus horribilis, pues esta Cuaresma no pudieron sacar al Cristo de la Salvación en el 75 aniversario de su hechura y la comunidad franciscana del templo tampoco le permitió hacerlo de manera excepcional este Viernes Santo. Ahora nuevamente el agua rompía las ilusiones en Carlos Cañal.

El tiempo seguía sin dar tregua y el efecto dominó se propagaba a otros templos. A las 19.48 horas San Isidoro anunciaba que no hacía estación. Minutos después, a las 19.51 horas, lo hacía la Mortaja. Su hermano mayor, Juan Francisco Guillén, que se estrenaba en el cargo, explicaba que "no hay posibilidad ninguna de salir. Dan un 50% de aguaceros, y si a una cofradía le cae uno como los de esta mañana, la destroza".

A las 20.30 horas se apagaba la última esperanza del día. Diluviaba nuevamente en Sevilla cuando Montserrat renunciaba a salir. El Viernes Santo estaba sentenciado. Hacía 48 horas que no se veían cofradías en la calle. Vaya desastre de prime time de la Semana Santa. Ni Jueves ni Madrugá ni Viernes Santo.

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