Cofradías

Vísperas en las que los límites se desdibujan

Torreblanca, DivinoPerdón, San José Obrero y La Milagrosa revalorizaron un Sábado de Pasión que llenó de belleza la víspera del día más grande del año.

el 12 abr 2014 / 23:20 h.

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El Cautivo de la Hermandad Torreblanca, ayer transitando las calles del barrio. / José Manuel Montero El Cautivo de la Hermandad Torreblanca, ayer transitando las calles del barrio. / José Manuel Montero

Si el Viernes de Dolores la sensación era de que estamos ante una Semana Santa plena, ayer la jornada ayudó a forjarnos el sentimiento de que lo que se nos viene encima van a ser siete días de gozo absoluto. Crucemos los dedos y miremos más hacia los templos que hacia el cielo. Otra constatación, el Sábado de Pasión es día de peregrinajes urbanos, cofrades en el Parque Alcosa, cofrades en Torreblanca, no digamos en San José Obrero. La (re)conquista de Sevilla a través de sus hermandades. En las siguientes líneas, un esbozo de lo vivido. Hoy ya es Domingo de Ramos.

Torreblanca Redescubrir el barrio con Jesús Cautivo

Cómo anda Torreblanca, cómo suena Torreblanca. Paradojas sevillanas o milagros cofrades, ayer el nombre de este humilde barrio sevillano anduvo de boca en boca. «Vámomos pa Torreblanca» se leía en muchos tuits. «Y ojalá viniera por aquí la gente el resto del año», decía Francisca, apostada en la calle Corazón de María. «Vamos a conformarnos con que la gente le vaya perdiendo el miedo, y vea lo bonito que lo ponemos todos», apuntaba un vecino en referencia al pintado de las calles y al esmero con el que se engalana este barrio fronterizo y pletórico en dañinos apriorismos en vísperas de que el Cautivo salude en la Plaza del Platanero a su feligresía, que es mucha y comprometida todo el año. La Hermandad de Torreblanca es cosa seria, y sin necesidad de optar por largos y negros capirotes, hay un carácter forjado en la cofradía que transmite cierta severidad; un poco a la contra de lo que cualquier persona poco informada podría esperar. Sí, también hay devoción sincera y no ahogada –«¡qué salga el Dios de Torreblanca!»– y legiones de mamás con carritos de bebés que siguen a los pasos. «Porque aquí, sabe, hay hermandad para rato si Dios quiere, y si esto no fuera lo que dicen que es, que la mayoría ni sabe ni nada, esto ya sería otra cosa, de Miércoles Santo por los menos», clamaba del tirón Carmela mientras repartía estampitas a pie de bulla, un poco a la manera de ayuda logística de los nazarenos más menudos de la corporación de Torreblanca.

A todas, pero a la cofradía de la parroquia de San Antonio de Padua desde luego, se le da un cariño especial. Un cariño que se nota en las redes y en el público que pone a rebosar las calles de Torreblanca, descubriendo en muchos casos este rincón encalado de Sevilla. Luego, como ayer, el arte de la cuadrilla de Miguel Ángel Castillo hizo el resto para convencer de que lo que aquí se vive es semana grande. Los sones de las Nieves de Olivares en el palio no hicieron sino remachar lo aquí expuesto. Antes, la banda de cornetas y tambores Nuestro Padre Jesús Nazareno de Cazalla de la Sierra –en la cruz de guía– y la agrupación musical Nuestra Señora de los Reyes desbordaron sentimientos, que ya sabe que en estos días adquieren forma de lágrimas de alegría. Vaya paradoja hermosa.

Divino Perdón de Parque Alcosa Con aroma de semana grande

Todo fluía con sincera naturalidad al mediodía de ayer en la iglesia de la Beata Madre Ana María del Parque Alcosa. Y conviene destacar este punto, pues el año pasado, el Sábado de Pasión se erigió en el infausto preámbulo de una Semana Santa meteorológicamente muy comprometida. Entonces, la joven cofradía del Parque Alcosa retó al agua poniéndose en la calle; en una sorprendente decisión de su junta de Gobierno que erizó la piel del barrio que ya se replegaba a sus casas con los paraguas abiertos cuando la cruz de guía apareció bajo el dintel de la puerta. Acortando camino, la estación de penitencia se cumplió felizmente generando una gran expectación. Ayer no se hablaba de otra cosa mientras el público aguardaba los primeros tramos de nazarenos de túnica morada y capirote, capa y escapulario negro. En apenas tres chicotás, el capataz Diego Olivo, puso al Nazareno del Divino Perdón bajo la luz de un cielo inquieto en nubosidad pero, partes en mano, blindado al agua.

El paso de caoba que tallara el taller de Navarro Arteaga en 2002 es un sencillo pero hermoso conjunto que suma fieles en cada una de sus salidas, con un exponencial crecimiento de hermanos en una cofradía que, además, incluyó en 2013 en su cortejo a la imagen de María Santísima de la Purísima Concepción, acompañada en un punto justo entre solemnidad y algarabía por la Sociedad Filarmónica de Pilas. Muy esperado fue el paso de la hermandad por la plaza del Obradoiro –uno de los enclaves más significativos del barrio– en lo que constituyó una sustancial modificación de su recorrido habitual. Y, conforme avanzaba la tarde, otro comentario escuchado aquí y allá: Las gentes de Alcosa empiezan a confundirse con quienes llegan desde otras zonas de Sevilla. Buena señal. Esto marcha. El Sábado de Pasión, como el Viernes de Dolores, poco a poco van perdiendo su imagen de hermanos pequeños.

San José Obrero La Caridad de San José Obrero

La hermandad de San José Obrero tiene motivos de sobra para estar orgullosa. De ella misma, de su cuerpo de nazarenos, de su barrio…Y de Sevilla. Y a los sevillanos se les debe ensanchar el pecho cuando oigan el nombre de la hermandad de la calle Arroyo. Ayer, Sábado de Pasión, realizaron una ejemplar estación de penitencia para la que todo elogio se queda pequeño. El barrio está con ellos y ellos, con el barrio. Las hermandades de vísperas ganas cada vez más adeptos y la parroquia de la calle Arroyo debe ser visita obligada para todos los cofrades. Así lo hicieron muchos desde primera hora de la tarde.

El tiempo acompañaba afortunadamente y nadie quería perderse al Señor de la Caridad saliendo en su paso para repartir esa advocación que tanta falta hace hoy día. Han pasado diez años desde que el joven imaginero Fernando Aguado tallara esta imagen tan venerada en el barrio y cada vez gana más adeptos por dos razones: por su buena talla y porque la Caridad no se puede olvidar jamás. Junto al Señor procesionaba en el paso Cirineo. Le ayudaba a cargar la Cruz camino del monte Calvario y representaba la ya famosa expresión que ideó el pregonero de la Semana Santa, Quico Berjano: cirinear, que no es otra cosa que arrimar el hombro y ayudar siempre al próximo aunque no pida ayuda. Como hacen los hermanos de San José Obrero.

Tras la salida del Señor de la Caridad, a los pocos minutos cruzó el umbral del templo la Virgen de los Dolores, la ópera prima del imagino Luis Álvarez Duarte. También era un día especial porque se cumplen cincuenta años desde que la dolorosa saliera del taller del niño imaginero que asombró, y sigue haciéndolo, a Sevilla.

Con el acompañamiento de la banda de música Virgen del Castillo de Lebrija, la cuadrilla que mandaba Antonio Santiago ofreció todo y más de lo que se puede ofrecer en Semana Santa para llenar de gozo a todos los cofrades. Poco a poco el cortejo se fue adentrando por las calles de su barrio para visitar a todos sus vecinos. Uno de los momentos más emocionantes se vivió en las inmediaciones de la casa en la que vivía, y donde tristemente ya no volverá, Marta del Castillo. La hermandad de San José Obrero siempre tiene el detalle de dedicar más tiempo cuando pasa por casa de Antonio y Eva para intentar dar el máximo consuelo y esperanza a unos padres que no merecen tanto castigo como el que llevan padecido.

El resto del recorrido de la hermandad fue triunfal. Pasada la media noche el cortejo llegó a su templo pero no hasta el año que viene. Hoy, Domingo de Resurrección, San José Obrero sigue haciendo hermandad en su barrio.

La Milagrosa Por fin salió... la sonrisa de Fernando

Después de que la lluvia dejara con la miel en los labios a la Agrupación Parroquial de la Milagrosa el pasado año, ayer al fin pudo desquitarse y recorrer las abarrotadas calles de Nervión, luciendo ante miles de vecinos sus estrenos: la cruz pectoral y fajín de la Virgen del Rosario. A las cinco y media de la tarde, los 56 miembros de la Guardia delSanedrín, perfectamente ataviados con sus uniformes de época, cumplieron con la tradición de personarse a las puertas de la parroquia, reproduciendo el llamamiento de la guardia judía para prender a Jesús.

Cirio en mano contemplaba extasiado la escena Fernando de la Vega, un joven de 17 años que lleva tres siendo miembro de esta agrupación. Debido a un problema de salud, se desplaza en silla de ruedas y le cuesta trabajo hablar, aunque ayer no necesitaba articular palabra alguna,su sonrisa lo decía todo. «Venimos desde la Motilla, porque sus padrinos son también hermanos de aquí y antes nos movíamos por esta zona. A él le encanta la Semana Santa y esta es la mejor forma en que puede participar, porque hace una parte importante del recorrido y los hermanos mayores lo apoyan mucho», explicaba su padre, que lo acompañó a hacer la salida. Fernando además lo tiene claro. Lo suyo es pasión por La Milagrosa, y no tiene interés por salir en otras, según indicaba ayer con la cabeza sin dejar de sonreír. «Su fe y y afecto nos sirven de lección a todos», concluía su padre.

A las cinco y media, uno de los guardias del sanedrín toca el shofar –un instrumento musical de viento fabricado con el cuerno de un animal– y se abren las puertas del templo. Suena una saeta antes de que los costaleros tomen posiciones y levanten a pulso aliviado al misterio del Señor de la Esperanza y lo saquen al ritmo de la marcha Puente del Cedrón.

Miguel Ángel es costalero de La Milagrosa desde 2008 y, aunque también saca otros pasos, para él no hay diferencia entre hacerlo en una hermandad o en su agrupación parroquial, en la carrera oficial o en el Sábado de Pasión. «Eso es indiferente, porque se siente la misma ilusión y devoción. Para mí es lo mismo que salir en ElSilencio».

Para Plácida Luque, de 55 años, miembro de la agrupación desde su fundación, tampoco hay diferencias, aunque espera que pronto La Milagrosa dé el paso y se convierta en una hermandad. «Poquito a poco se conseguirá, llevará sus tiempo, pero lo lograremos», aseguró. «Vivo enCastilleja de la Cuesta y para mí el Señor de laEsperanza es lo más grande –dice emocionada–. Yo le pido siempre salud y, hasta ahora, me ha escuchado. También pido trabajo para todos, pero... somos muchos los que lo pedimos».

La Virgen del Rosario también se alza y sale de la parroquia al son de al marcha Cincuentenario de Ciudad Jardín. Tras la Señora, Vicente Aguilar yAlejandro Pérez, priostes de la agrupación, velan por que todo esté perfecto en el paso de palio. «Para nosotros es lo más grande y es un orgullo, y este año lo hacemos con más ganas, para disfrutar por éste y por el pasado, que no salimos por culpa de la lluvia. Nos lo hemos ganado».

Esta información ha sido elaborada por Manuel J. Fernández, Ismael G. Cabral y José Gallego Espina..

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