Sevilla fue ayer un clamor contra los recortes de Rajoy. Miles de funcionarios y ciudadanos -unos 50.000 según CCOO- participaron de la protesta organizada por los sindicatos mayoritarios (UGT y CCOO) junto con el CSIF para mostrar su rechazo contra la política de recortes impulsada por el Gobierno central, y agravada con la aprobación de la última reducción del sueldos de empleados públicos. La respuesta masiva de la ciudadanía se materializó en una participación destacada que incluso llegó a colapsar los accesos a la Puerta Jerez y llenó de voces-protesta todo el Centro de Sevilla, desde la Avenida de la Constitución hasta el final de San Fernando.
El éxito constatado de la convocatoria ofreció imágenes de familias enteras que alzaban la voz frente a los recortes, así como de representantes anónimos de todas las administraciones públicas que apoyaban a sus compañeros. Era la fiesta de la solidaridad. Y ese éxito se concretaba en las palabras de los responsables de los principales sindicatos que se felicitaban por el masivo respaldo. El secretario provincial de UGT, Juan Antonio Gilabert, criticó sin condiciones la postura del Gobierno, calificándola de "inmoral, porque se presentaron con un programa electoral y han hecho otra cosa". La suya fue la intervención más convincente para la ciudadanía, que interrumpía sus palabras con aplausos y gritos contra las medidas y los miembros del Gobierno.
Por su parte, Alfonso Vidán (CCOO), llamó a toda la ciudadanía a seguir manifestándose y a "solidarizarse" con los empleados públicos afectados por los recortes. Una masa humana que había recorrido la Avenida de la Constitución al grito de "Rajoy dimisión" y "Esta reforma es un atraco" convirtieron estos eslóganes en los referentes de una protesta, en la que tampoco faltó el ya tradicional "Que no nos representan".
Apoyando a los miles de ciudadanos anónimos que se dieron cita en las calles del Centro pudieron verse a los principales representantes sindicales, así como a los portavoces de la oposición en el Ayuntamiento de Sevilla, Juan Espadas (PSOE) y Antonio Rodrigo Torrijos (IU). En clave local, también hubo un recuerdo para el alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, al que silbaron de una forma ensordecedora en repetidas ocasiones y le gritaban aquello de "Zoido, sal al balcón". No fue la única representación política presente en el acto pues, del Parlamento andaluz, pudo verse en la cabecera al vicesecretario general del PSOE, Mario Jiménez, junto al también socialista José Caballos.
Pero el protagonismo estaba en manos del ciudadano anónimo. Entre la marea humana que colapsaba el Centro, sobresalían las voces de miles de sevillanos que clamaban frente a los recortes. Una de ellas era Araceli Sánchez, funcionaria de una localidad sevillana que, a menos de tres años de jubilarse, observaba cómo por enésima vez sufría "esta masacre" del Gobierno. "Nos están dejando sin medios, así difícilmente vamos a poder ayudar a los ciudadanos". Pero su caso no era el único. Entre los manifestantes había también cientos de parados que verán mermada su prestación por desempleo. Es el caso de Francisco José Ballesta que aseguraba que el único camino es "salir a la calle".
Era una protesta de futuro. Por eso otra de las afectadas, Soledad Ortiz, había acudido con su pequeño de tres años que, tambor en mano, clamaba contra los recortes. "Sólo quiero que mi hijo pueda tener una educación como la que yo he tenido y no le arrebaten su futuro", repetía. Así, con la inocencia perdida de los más pequeños acababa la noche entre unas protestas que no cesaban. Todavía había tiempo para oír los últimos lamentos anónimos. "Papá, ¿por qué le gritan a Rajoy?", se preguntaba un niño en Puerta Jerez. Su padre sólo acertó a decirle: "Creía que iba a llegar al sillón y así solucionarlo todo". Era la cruel realidad del día después.
INCIDENTES. A pesar de la ingente cantidad de personas que se dieron cita en la manifestación no hubo que lamentar incidentes de gran calado, excepto los que produjeron un grupo de radicales en la sede del PP andaluz, en la calle San Fernando. Antes de que se iniciara la protesta, varias personas arrojaron pintura de color sobre los balcones de la primera planta del edificio de los populares, que fueron acompañados de gritos contra la gestión de Mariano Rajoy y del presidente del Partido Popular andaluz, Juan Ignacio Zoido. La Policía Nacional procedió al vallado de los alrededores de la sede política para evitar que se produjeran más incidentes. El resto de la manifestación concluyó sin que se produjeran altercados de importancia.