Es de poca vergüenza, que veraneantes -de los antiguos, de los del uno al treinta y uno- de la costa de Cádiz y Huelva, cada ocho o diez días, o sea, lo menos tres veces, se descuelguen y cojan el coche y se "peguen" uno (o dos días) en su sevillano pisito bajo el manido, manoseado, increíble y denostado pretexto de "voy a darle una vuelta al piso". Pero vamos a ver, ¿usted qué se cree, que el piso es un gato, un loro o un chihuahua?, porque tiene un quevé que con el pretextito de ver los grifos, el gas y el buzón de la portería se alivie de su señora y sus joí.s niños veinticuatro horas por to el morro.
¿Usted piensa que somos tontos? ¿No se le habrá pasado por la cabeza de que con el pire, escaqueo o liberación que se pega, vamos a pensar que usted es un pobre hombre sacrificado, ordenado y velador de sus bienes?
¡Usted lo que es, es un fresco, un carota! ¡Usted lo que quiere es quitarse de en medio y recrearse comiendo sin oler a potaje en un comedor sin pañitos de crochet y sin cuadros con la torre Eiffel! ¡Usted lo que quiere es quedar con sus amigos y comer en el bar de abajo lo que le apetece y no lo que su legítima le guisa que no hay quien se lo coma!
A ver si somos un poco mas formalitos y aguantamos el mes en la playa; y si no, alquile quince días.
