Como dice el famoso anuncio, Iñaki Urdangarin ha vuelto a casa por Navidad; más que a casa, al Palacio de la Zarzuela, donde ha pasado muchas Nochebuenas desde su boda con la infanta Cristina hasta que el caso Nóos estalló e hizo tambalear a la institución monárquica. Los duques de Palma y sus cuatro hijos, Juan, Pablo, Miguel e Irene, abandonaron la semana pasada la gélida Ginebra, donde residen desde septiembre, para pasar las fiestas navideñas en España. La familia de Cristina llegó el viernes a Madrid para asistir a la celebración del 50ª cumpleaños de la infanta Elena. La fiesta tuvo lugar en la Zarzuela y reunió a todos los miembros de la familia real, a primos y a diversos amigos de la hija mayor de los Reyes. Fue el preludio de la Nochebuena, cuando volverán a sentarse a la mesa todos los hijos, nuera, yerno y nietos de los Reyes.
Después del primer impacto que supuso conocer la imputación de Urdangarin en el caso Nóos, y aunque la situación judicial de Cristina sigue en el aire, las aguas han vuelto poco a poco a su cauce y las relaciones entre los miembros de la familia real se han serenado. La artífice del reencuentro es la Reina, que ha mantenido una relación constante con los duques de Palma, a los que ha visitado en Ginebra en varias ocasiones: para conocer el nuevo domicilio de su hija, para celebrar los cumpleaños de sus nietos y el suyo propio. Hoy, todos juntos escucharan el discurso del Rey y después compartirán el turrón.
