Local

¡Vuelve a tiempo para la boda!

Esther mira a su novio con guasa. "No te vayas a enamorar de una kosovar, eh. ¡Tienes que volver a tiempo para la boda!". El novio, Ángel, fue uno de los 165 militares que ayer partieron rumbo a Kosovo, donde estarán cuatro meses en misión de paz. Le quería decir que sí, que tranquila, pero las lágrimas pudieron más. Foto: G.B.

el 15 sep 2009 / 09:45 h.

TAGS:

Esther mira a su novio con guasa. "No te vayas a enamorar de una kosovar, eh. ¡Tienes que volver a tiempo para la boda!". El novio, Ángel, fue uno de los 165 militares que ayer partieron rumbo a Kosovo, donde estarán cuatro meses en misión de paz. Le quería decir que sí, que tranquila, pero las lágrimas pudieron más.

Entre turistas con sueño, con playeras y bermudas, y ejecutivos agresivos de traje y ojeras, una marea verde se arremolinaba ayer en el Aeropuerto de San Pablo. Eran los 165 militares españoles -45 de ellos destinados en Sevilla- que partían en un vuelo charter de Air Europa camino de Prístina, la capital de Kosovo. Allí, durante cuatro meses, participarán en la agrupación española Kspfor XXI, que forma parte de la misión de paz que la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) desarrolla en la zona, bajo el paraguas de Naciones Unidas. Ayer partió la primera de las cuatro rotaciones que completarán el contingente, compuesto por 577 militares, de los que 106 proceden de la Agrupación de Apoyo Logístico 21 (Aalog 21), con sede en el cuartel de Torreblanca, y otros 117 se trasladarán desde el Mando de Artillería de Costa de Cádiz. El resto procede de Melilla.

En el corazón de los profesionales, sabedores de que no van a un destino fácil, competían la responsabilidad, el deber que llama, el temor a una misión complicada y la pena por la familia que se queda. Aunque hay allegados que encajan a la perfección el trabajo del militar, como Antonia: "Va a ser muy duro para los niños, pero saben que su padre va a trabajar y a hacer de héroe por todos nosotros", dice con voz potente y convencida al despedir a su yerno, José Luis, cabo en Torreblanca.

Para los pequeños es duro, sí, pero igual o más para la madre que se va, como la soldado Zurera, mujer árabe, madre soltera, conductora, que se estrena en una misión internacional. Reconoce que se le cruzan sentimientos encontrados. "Siento la emoción del viaje, que es un reto; siento ilusión por la importancia del trabajo que vamos a desarrollar, pero también estoy muy triste, porque dejo un niño de cinco años, que aún no entiende nada de lo que hago... Mi madre tampoco lo ha encajado muy bien, pero es mi obligación y mi deseo ir a Kosovo y ayudar en lo posible a esa gente", relata a ratos tierna, a ratos firme. Ella es una de las seis mujeres que ayer viajaron a Pristina (son 25 en toda la misión), desde donde se trasladaron a Base España, la central del Ministerio de Defensa en el país, cerca de Istok.

Por sus cercanías patrullará el teniente Boo, quien asume con una naturalidad pasmosa su trabajo en territorio comanche. "Tenemos que estar allí. Vamos a trabajar por la paz y eso da sentido a nuestro sacrificio", afirma. Reconoce que parte dejando menos lastre porque su novia, que también es oficial, se marcha a Bosnia la semana próxima, también por cuatro meses. "Al menos los dos vamos a misiones algo más tranquilas", relata. Su afirmación la constata el teniente coronel Salom: "La zona está en calma, tranquila. Los militares ya estamos acostumbrados a ese riesgo". El militar, sí; el hombre, no tanto; la familia, ni por asomo.

  • 1