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Vuelven las rubias

Suecia y Noruega ponen sus miras en el sur mientras se celebra el fin de las vacas flacas.

el 18 ago 2014 / 12:10 h.

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16025242Se van los rusos, pero vuelven las rubias. No es una frase de Alfredo Landa, sino uno de los vaticinios de Exceltur, Alianza para la Excelencia Turística. Las previsiones de los empresarios del ramo para lo que queda de año acaban de hacer bueno el lema de las rancias películas setenteras; aquellas en las que se resaltaba, como principales alicientes para visitar el país, la paella y ese rasgo del espíritu latino que son los pelos en la espalda. Hoy, cuarenta años después y en el epílogo de una de las peores crisis económicas que se recuerdan, España en general y Sevilla en particular se relamen ante la perspectiva más que fiable del reflotamiento de un sector que en los últimos cinco años ha pasado sus horas más bajas. Mientras se celebran las cifras de lo que va de año (en torno a un 10 por ciento mejores que las del anterior), el pronóstico sobre los viajeros que han de venir es el siguiente: se cae el turismo ruso a causa de la devaluación del rublo frente al euro (una de las consecuencias del conflicto de Ucrania), pero, a cambio, la anunciada mejora de las economías del Reino Unido, Suecia y Noruega reportará un aumento de los visitantes de estas nacionalidades en los próximos meses. A eso se añaden dos buenas noticias:se mantienen los principales mercados exteriores para el turismo español (Francia y Alemania, junto con el ya citado Reino Unido) y se recupera con fuerza el de dos países vecinos que hasta ahora habían estado de capa más que caída: Portugal e Italia. Lo de que vuelven las rubias tiene dos lecturas: la esperada llegada de los visitantes escandinavos y la mejoría económica para el sector, usando rubia como sinónimo de esas antiguas pesetas que tanto ha costado siempre ganar, y que ahora, convertidas en poderosos euros, todavía se hacen más de rogar. Sevilla, como consolidado producto turístico de interior, se beneficiará de estas previsiones sobre el flujo de extranjeros, aunque lo cierto es que el grueso de sus visitantes son andaluces: casi una cuarta parte (en lo que va de año, 224.713 del total de 1.102.317 forasteros llegados a la ciudad). Lo bueno o lo malo no es de dónde vengan, sino cuánto tiempo se quedan, y ahí cabe señalar que el turismo de la propia autonomía apenas visita Sevilla un día y medio, a juzgar por las pernoctaciones. Los madrileños, segundos en el ranking de visitantes de la ciudad, permanecen algo más: 1,8 días, y todavía más tiempo se quedan los catalanes (terceros, 1,93 días) y los valencianos (cuartos, 1,92 días). Lo curioso de estos datos estadísticos es que cuanto peores son las conexiones aéreas y ferroviarias con la autonomía en cuestión, más tiempo pasan en Sevilla... aunque al altísimo precio de que vienen muy pocos: los españoles que más pernoctan aquí son los asturianos, aragoneses, baleares, gallegos, vascos, riojanos... Ahora mismo, la asignatura pendiente de las autoridades con competencias en la materia es rebasar esa barrera de los dos días de media que pasa un turista en la ciudad. Precisamente en lo tocante a esas conexiones con el exterior, los últimos datos facilitados por el Ayuntamiento de Sevilla, en su informe de junio de este año, mostraban a las claras un desplome de las llegadas por vía fluvial, con apenas 7.129 desembarcos en lo que va de año (un 19,32 por ciento menos que el año pasado y un 28,03 por ciento menos que en 2009, a comienzos de la crisis). A cambio, el AVE sigue sumando pasajeros. Pero todo está interrelacionado, de manera que la subida de los usuarios del tren de alta velocidad tiene como efecto contrario una caída de los vuelos con Madrid del 44,61 por ciento (mientras que se mantienen en las mismas cifras los vuelos con Barcelona, con la que sí hay conexión por AVE pero en menor número y con una duración del viaje de cinco horas y media). Otro factor citado por los empresarios y que se espera beneficie a la capital de Andalucía, entre otras ciudades, es el Mundial de Baloncesto, que se celebrará del 30 de agosto al 14 de septiembre próximos y que tendrá como sedes Sevilla, Granada, Bilbao, Las Palmas, Barcelona y Madrid. Pero esto, como parte de lo anteriormente relatado, forma parte del capítulo de las previsiones, que a efectos de la economía viene a ser como aquello que recordaba Shakespeare: que «el hombre que en otro tiempo vendió la piel del león cuando la fiera aún vivía fue muerto al intentar darle caza». ¿Le dará caza Sevilla al león del turismo? Las cifras, de momento, salen en ayuda de esa idea: más visitantes que el año pasado (9,27 por ciento), más pasajeros llegados en vuelos internacionales (54.78 por ciento sobre 2013), más forasteros llegados en el AVE (6,39 por ciento ha subido en lo que va de año con respecto al mismo periodo del año anterior)... y la primavera que se consolida como la época de vacas gordas por excelencia, con el mes de mayo liderando los registros (este año, 236.656 turistas llegaron a Sevilla en dicho mes). Junio fue tan bueno, con unas mejoras de alrededor del 10 por ciento en los principales conceptos, que el alcalde, Juan Ignacio Zoido, salió a la palestra para celebrarlo y para oficializar con estos datos el final de los años nefastos. Sobre todo, teniendo en cuenta que, según comentó a El Correo el concejal responsable de dicho sector en el Ayuntamiento, Gregorio Serrano, el turismo aporta el 12 por ciento del PIB sevillano. Los empresarios, a través del informe de Exceltur, consideran que las buenas noticias que ha dado el segundo trimestre del año se han debido, sobre todo, a los precios competitivos y a la caída del turismo en Egipto y el Mediterráneo oriental, que no están precisamente en un periodo de estabilidad. Aunque también advierten que el visitante gasta menos que antes, en los buenos tiempos. Sobre lo que ha de venir, además de lo ya reseñado, apuntan a que habrá más viajes de negocios (por la mejora de la economía), un mayor turismo interior (la confianza en la recuperación económica y la creación paulatina de empleo hará que los españoles gasten más), un estancamiento del turismo ecológico, un aumento del PIB turístico y una mejora en los ingresos de otros negocios vinculados con el sector, como el alquiler de coches, los campos de golf, los monumentos, los parques de ocio y los hoteles localizados en su interior. Ahora solo falta que suceda.

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