Inicio del curso academico 2012/2013 en las facultades de Viapol.
La nueva política de becas del PP hace que a miles de familias solo les quede la opción de cruzar los dedos o esperar un milagro. Desde ayer y hasta el próximo 15 de octubre, estará abierto el plazo para solicitar una beca al Ministerio de Educación. Con la economía familiar echa unos zorros, la ayuda se antoja vital. De hecho, según la última Encuesta de Población Activa (EPA), en Sevilla hay 310.000 parados y 102.000 hogares con todos sus miembros en paro. Aunque el ministro José Ignacio Wert rectificó en cuanto a la nota necesaria para obtener una beca para el pago de la matrícula en primer curso, pasando de 6,5 a 5,5, lo cierto es que este tipo de ayuda solo representa un 20% del total de las que se conceden. El mayor grueso se lo llevan las becas compensatorias. Y ahí la nota media no se ha rebajado ni una décima. Hace falta un 6,5.
En la Universidad de Sevilla, su rector, Antonio Ramírez de Arellano, hizo público el pasado mes de junio un estudio en el que cifraba en 1.500 estudiantes los que se quedarían sin beca (la prospección estaba hecha antes de que el ministro suavizara mínimamente los criterios). Si a esta cifra le restamos el 20% correspondiente a ayudas solo para el pago de la matrícula, el número de estudiantes que podrían no recibir beca estaría en torno a los 1.200.
La norma traía sorpresa. La publicación pormenorizada de los requisitos obligatorios para obtenerla depararon una ¿última? desagradable sorpresa. A la nota, la renta y la disponibilidad de recursos por parte del ministerio, hay que sumarle ahora el domicilio del estudiante. Para poder tener beca de residencia se tendrá en cuenta dónde viva el miembro de la familia más cercano al centro elegido por el estudiante, aunque éste no viva en este lugar. Se considerará como domicilio el más próximo al centro docente que pertenezca o en el que resida de forma habitual algún miembro computable de la unidad familiar, aunque no coincida con el domicilio legal del solicitante, señala el texto. Ramírez de Arellano advirtió, en una entrevista con este periódico, de que no descarta un comienzo de curso complicado por el efecto que tendrá la nueva política de becas. Es como la lista de Schindler, ¿a quién salvamos?, se preguntaba entonces. Ya solo faltan unos meses para saberlo.
