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"Willy, esta noche no cenas"

Wonny Geuer, la madre de los Hernangómez, que se miden este domingo en Madrid, cuenta anécdotas de los duelos de sus hijos cuando eran niños.

el 15 nov 2014 / 10:31 h.

Hernangomez Los tres hermanos Hernangómez, con Willy en el centro, se dedican al baloncesto. Foto: @willyhg94 Acaba de recoger a Andrea del entrenamiento, la pequeña de la casa, una jugona, como la describe su hermano mayor Willy, con un balón de baloncesto en las manos. Este año se ha incorporado al cadete del Estudiantes, donde juega su hermano Juancho en el equipo de Liga Endesa, donde jugó su padre, Guillermo Hernangómez. “Llevo años como un taxi, aunque ahora sólo tengo que estar pendiente de Andrea. Juancho ya se mueve solo”. La vida de Margarita Geuer, Wonny Geuer, no ha dejado de estar unida un solo momento al baloncesto desde que cambió el tenis, que practicaba en su barrio de El Porvenir, en las pistas de albero del Tenis Betis, por la pelota de basket en las Irlandesas de Bami, siendo niña. Este domingo vivirá una situación muy especial, porque sus hijos, Juancho y Willy, se enfrentan, en la pista del Palacio de la Comunidad de Madrid, por primera vez en la Liga ACB. “Lo han hecho muchas veces en categorías inferiores, pero sí, es un día especial para toda la familia. La verdad, lo paso mal viendo a uno contra el otro, prefiero que jueguen juntos como este verano en la selección”, explica Wonny, que viajó a Creta para ver a sus hijos colgarse la medalla de plata del Europeo Sub 20. Van sumando triunfos sus tres hijos, pero aún están muy lejos del palmarés de su madre, diploma olímpico en Barcelona 92, triple campeona de Liga, campeona de Europa y del mundo de clubes, oro europeo absoluto con España... “Cuando nos hicieron el homenaje por los 20 años del oro de Peruggia nos pidieron que nos lleváramos la medalla, y no la encontraba. Soy un poco desastre con esto, tengo todo en cajas. Siempre estamos diciendo en casa que lo vamos a poner en estanterías pero ahí sigue todo en el trastero”. Hernangomez2 Willy y Juancho, en el amistoso de este verano en Dos Hermanas. Foto: Inma Flores. De Willy y de Juancho cuenta que “son muy competitivos, no tienen miedo al contacto y eso me gusta, porque yo era así, luchadora”, peleando sin miedo con sus 185 centímetros contra pívots mucho más alta. “Si yo hubiese tenido los 2,10 de Willy no sé qué hubiese hecho, quizás eliminarme por faltas muchas veces”, bromea. “No ser muy alta también fue un reto para mí”, aunque confiesa que “me hubiese gustado medir más para hacer mates, colgarme del aro con la facilidad de Willy y Juancho”. A la hora de establecer diferencias entre ambos dice que Willy “es un motor diesel, es más constante; Juancho es más impetuoso, con más altibajos. Todavía tienen mucho camino por delante, deben trabajar duro”. Entre las anécdotas de sus enfrentamientos en categorías inferiores, recuerda una especialmente simpática: “Juancho jugaba en Majadahonda y Willy en Las Rozas, Juancho robó una pelota y se fue solo hacia la canasta, y Willy hizo un esprint como nunca y ¡le puso un gorro!  Me levanté en la grada y le dije, ‘Willy, esta noche no cenas, a tu hermano no se le hace eso’”, provocando la risa de los que le acompañaban. “Sufro más viéndolos a ellos que cuando yo jugaba. Ellos se pican mucho, y nosotros aplaudiremos las canastas de los dos. Que gane el que más luche y el que se lo gane en el campo, y como siempre les digo, que disfruten y sigan aprendiendo”.

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