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Y ahora... ¿buscar o no buscar?

Cuando declare Javier, que puede negarse a hablar o reiterar su inocencia, el juez deberá decidir si busca el cuerpo o archiva la causa.

el 30 abr 2013 / 00:40 h.

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El terreno en el que Miguel dice ahora que entre él y su hermano enterraron el cuerpo de Marta. / J. M. Espino (Atese) El terreno en el que Miguel dice ahora que entre él y su hermano enterraron el cuerpo de Marta. / J. M. Espino (Atese) El juez del caso Marta debe de estar acostumbrado, pero sobre su mesa vuelve a tener un marrón. La pregunta de ayer, si imputaría o no al hermano de Miguel, tenía una respuesta bastante obvia, porque Javier Delgado ha sido acusado de un delito muy grave y el juez tenía que escucharlo, casi con toda seguridad. Cerrar el caso sin oírlo siquiera, por más dudas que susciten las acusaciones de Miguel, hubiera sido temerario. Pero el abismo se abre de nuevo ahora, con la pregunta que ya ayer rondaba en los juzgados: y cuando Javier declare... ¿entonces, qué? ¿Se iniciará otra búsqueda del cuerpo de Marta del Castillo? Javier Delgado ha negado desde el principio su participación en el crimen de Marta, por lo que todo apunta a que cuando esté ante el juez o bien reiterará su inocencia y se desmarcará de las acusaciones de su hermano;o bien se acogerá a su derecho a no declarar. Pero no hay pruebas nuevas que puedan tumbar su coartada, en el caso de que esta nueva versión de Miguel fuese cierta. Si Delgado ha mantenido su inocencia antes, ahora, tras ser juzgado y absuelto, difícil es que diga otra cosa. Con esos mimbres, el juez deberá tomar una decisión. Buscar el cuerpo de Marta o no. Y si hacerlo supondría una nueva gran inversión sin muchas garantías de éxito, no hacerlo podría exponer al magistrado y a los investigadores a la incomprensión por no quemar todos los cartuchos. El padre de Marta ya avisó: “Si esto va a un cajón, sólo me quedaría explicar públicamente todo lo que hay. No es una amenaza, sólo quiero que se resuelva el caso de mi hija y que los culpables estén en prisión”. Tras esta enésima versión de Miguel, la Policía ya indagó en la finca de La Rinconada que señaló el joven, autorizado a salir de prisión para guiar a los investigadores. Se excavó en seis lugares, porque los agentes del grupo de Menores, que han dirigido desde el principio las pesquisas, son los que más confían en que esta versión sea la cierta. Un año después del juicio, con una sentencia firme y sin nada que perder, creen que Carcaño puede querer remedar el daño causado a la familia diciendo dónde está el cuerpo. Los policías, sus abogadas y los padres de Marta, a través de cauces indirectos, no han dejado de pedírselo y de decirle que es lo correcto, lo único que puede hacer para compensarlos. Hay otro argumento:esta vez la confesión no ha sido un arranque bajo presión, sino fruto de conversaciones largas y calmadas. En el otro extremo de la balanza está el que no se haya encontrado ni rastro del cuerpo, ni de la cal de la que habla Miguel. Yla falta de credibilidad de un joven que ha contado que mató a su amiga de un golpe con un cenicero y que luego sus amigos tiraron el cuerpo al río; que entre él y su amigo El Cuco la violaron, asfixiaron y lanzaron el cuerpo a un contenedor de basuras; luego que enterró a Marta en una zanja cerca del domicilio de Camas en el que entonces vivía... Cada confesión ha llevado a aparatosos –y costosos– rastreos: en el río Guadalquivir, con unidades especiales de la Policía, la Guardia Civil y hasta cuerpos extranjeros; en el vertedero de basuras, donde operarios y policías peinaron bolsa a bolsa los residuos;en Camas, varias veces, con excavadoras y maquinaria especializada... Estas búsquedas costaron 616.000 euros, de los que El Cuco fue condenado a pagar 400.000. No así Miguel, a quien la Audiencia no obligó a costear los rastreos. Y a esto se suman otras indagaciones de menor entidad, como las que se han realizado ya en La Rinconada. Si el juez decidiese seguir buscando debería dotar de nuevo a la Policía de medios especializados para cubrir la gran extensión señalada por Carcaño, teniendo en cuenta que se buscan indicios de hace cuatro años, y que el cuerpo podría haber sido trasladado. La decisión, que no es sencilla, se conocerá muy pronto.

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