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Y al séptimo año... volvió a llover

La Semana Santa más adelantada en el calendario desde 1913 no se ha librado de la lluvia. Por séptimo año consecutivo, el agua ha impedido disfrutar de esta fiesta en su plenitud. Nuevamente, el balance es desolador: doce cofradías se han quedado sin salir y otras cuatro han tenido que refugiarse durante su estación. (Foto: Paco Cazalla).

el 15 sep 2009 / 02:08 h.

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La Semana Santa más adelantada en el calendario desde 1913 no se ha librado de la lluvia. Por séptimo año consecutivo, el agua ha impedido disfrutar de esta fiesta en su plenitud. Nuevamente, el balance es desolador: doce cofradías se han quedado sin salir y otras cuatro han tenido que refugiarse durante su estación.

Sevilla ha vivido otra Semana Santa a medio gas, que ha estado marcada por las inclemencias meteorológicas. Pese a ser la más tempranera de todas -pues no habrá otra que empiece el 16 de marzo ni antes hasta 2228-, la celebración que ayer culminó con la entrada del Resucitado en Santa Marina ha dejado un sabor agridulce. Las jornadas damnificadas: Miércoles, Jueves y Sábado Santo. En la primera de ellas, ningún cortejo penitencial pudo poner sus pasos en la calle. Sólo La Sed llegó a sacar los primeros tramos del Cristo, para, luego, replegarse hasta su templo. Si aciaga fue la jornada del Miércoles, no menos desolador resultó el inicio del Jueves Santo. Una tormenta truncó su arranque. Los Negritos, La Exaltación y Las Cigarreras no pudieron realizar estación por segundo año consecutivo. Sí lo hicieron las cuatro restantes.

El tiempo dio una tregua a la Madrugá y al Viernes Santo -que ya le tocaba tras cuatro años con riesgos de lluvia-, pero no al Sábado, en el que un fuerte aguacero sorprendió a las cuatro cofradías en la calle obligándoles a buscar refugio apresuradamente. El Santo Entierro, y el misterio y el palio de la Trinidad se guarecieron en la Catedral, mientras que La Soledad de San Lorenzo y el palio servita lo hicieron en La Anunciación. El paso del Decreto entró en El Salvador. La Piedad de los Servitas apretó el paso hasta su templo. Un amargo y precipitado epílogo para una Semana Santa que también nos regaló otras imágenes históricas.

El Salvador. Sin duda ha sido uno de los estrenos más esperados de esta Semana Santa. La Iglesia Colegial del Divino Salvador volvió a abrir sus puertas el Domingo de Ramos después de cinco años en obras. Por su emblemática rampla descendieron los pasos de la Borriquita y, ya por la noche, los del Amor. El Jueves Santo sirvió para la salida del cortejo de Pasión. Sin embargo, su protagonismo se extendió hasta los dominios del Sábado Santo para dar cobijo al Decreto.

El Polígono. La Semana Santa más alta ha sido también la de mayor número de cofradías: un total de 59. Un caluroso aplauso recibió en la Campana a la cruz de guía de la hermandad del Cautivo del Polígono de San Pablo. Su bautizo penitencial a la Catedral encontró el respaldo de toda la ciudad que, se rindió a la nueva cofradía que abría el Lunes Santo. Especialmente emotiva fue su primera venia, que concedió el presidente del Consejo, Manuel Román. Estrenaba misterio y dolorosa por el imaginero Luis Álvarez Duarte.

Martes de catenarias. Lo que el agua impidió ver el año pasado se pudo contemplar este Martes Santo: el paso de misterios y palio bajo las catenarias en una armoniosa convivencia. Estampas que no se producían desde los años sesenta y que colorearon los cortejos penitenciales del Cerro, Los Estudiantes y La Candelaria. El epicentro de este viaje al pasado: la calle San Fernando y el entorno de la Puerta Jerez. Allí ranchearon los costaleros del Cerro camino de la Catedral, los Estudiantes al salir de la Lonja universitaria y, ya de madrugada, la Candelaria en su regreso hacia los Jardines de Murillo. Nazarenos, costaleros y capataces se doctoraron en raíles.

Un Gran Poder histórico. Generaciones enteras de sevillanos no lo conocían. Sesenta años han tenido que pasar para volver a disfrutar del Señor con la túnica de los cardos en la Madrugá. Su discurrir por las calles acaparó todas las miradas. El resultado fue de impacto. La estampa del Nazareno de Juan de Mesa con la túnica bordada por la Antúnez en 1881 causó sensación, pero no despertó unanimidad. La profusión y riqueza de los bordados restaron balanceo a su hábito y sensación de movilidad a su zancada. Son muchas las felicitaciones que ha recibido la junta de gobierno que preside Enrique Esquivias por esta iniciativa.

El Cachorro. Esta vez sí que sí. Sin dar marcha atrás y pasando de largo de la Magdalena, templo en el que se había tenido que refugiar en los últimos cuatro años. El Cachorro alcanzó finalmente la Campana después de un lustro. Una gran ovación recibió a la cruz de guía en el inicio de la Carrera Oficial y hasta los palcos esperaron en pie su llegada. Ha sido una de las imágenes de la Semana Santa de 2008.

El año de los retrasos. Las jornadas que se han podido disfrutar en su plenitud han venido marcadas por los retrasos en la Carrera Oficial. Un dato: la hermandad del Museo accedió a la Catedral por la Puerta de San Miguel a las 00.20 horas, con un considerable retraso que se acumuló a lo largo de la jornada. Por su parte. el Domingo de Ramos, el Martes, el Jueves, la Madrugada y el Viernes Santo tampoco se libraron de esta demora en el tiempo de paso. El mayor retraso se produjo en la Madrugá: casi una hora.

Homenajes a Román. También ha sido un año especial para el presidente del Consejo. Manuel Román, que en junio se despide de su cargo. Basta recordar las numerosas levantás que le dedicaron esta Madrugá en la Campana y otros tantos homenajes que ha recibido por parte de las cofradías. La de este año será una Semana Santa que difícilmente olvidará.

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