Días atrás había muchos nervios en el mundo del fútbol. Los desataba el IVA. Es más, sin encomendarse a Dios ni al diablo todos insistían en adelantar el pago de los abonos para que esa subida no repercutiera, bien en el socio o en el club. Al final, el fútbol se serena porque la subida del IVA no llegará hasta primeros de septiembre. Nervios como éste se desatarán, más temprano que tarde, sobre el mundo el fútbol que no puede vivir, como hasta ahora, alejado de la realidad en la que vive toda la sociedad.
n Los abonos. Los ingresos por abonos de socios son en la actualidad el segundo ingreso de los clubes de fútbol, que tienen el primero en los ingresos televisivos. Las guerrillas por esa desproporción del reparto entre Real Madrid y FC Barcelona y el resto se van a convertir en la gran guerra que está al llegar. Los operadores tienen enormes dificultades que se agravarán por la bajada de abonados por la crisis y cuando la desigualdad sea sideral entonces vendrá el “crujir de dientes” de todos contra los dos grandes. Ni siquiera sus satélites (Valencia y Atlético de Madrid) soportarán la presión porque sus deudas son infinitamente mayores que sus ingresos y no siempre tendrán una figura emergente que vender para aligerar sus deudas.
n El caos que viene. Lo que viene, si no superan la cuestión de los derechos y reparto televisivos, será el caos para unos y la falta de alicientes para acudir a los estadios, para otros. Nos creímos los reyes el mambo, los que más gastábamos en fichajes, los que alardeábamos ante el fútbol europeo de pagar los contratos más altos de todo el fútbol mundial, pero ahora cuando ha llegado la cruda realidad de esta brutal crisis, ese fútbol irreal se ha dado de bruces con la realidad. Por eso, después del IVA que puso de los nervios a los dirigentes pidiendo a los socios que sacarán cuanto antes los abonos, todo lo que viene detrás es tan desconocido, tan ignoto, que no sabremos cuánta sorpresa nos depara.
n Interrogante. El fútbol español que enamora al mundo entero, ese que lo gana absolutamente todo –ayer el Europeo sub 19 ante Grecia–, que tiene esos futbolistas que todos querrían tener, empieza una era en la que nadie, absolutamente nadie, sabe cuál es la respuesta a ese interrogante del “qué y del cuándo”.
