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Y en estas, El Juli cogió su fusil...

el 20 mar 2012 / 15:18 h.

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Sigue el baile. Cuando parecía que la gestación del abono de Madrid -descartadas las ausencias voluntarias- se había convertido en un mar de aguas mansas, saltaba la noticia taurina de la semana. El Juli no estará en Las Ventas. Los contratos se antojaban firmes y ambas partes parecían satisfechas después de haber acordado estoquear las ganaderías de Victoriano del Río y Núñez del Cuvillo. Pero las amarras no debían ser tan fuertes cuando se acabaron rompiendo sin que sepamos a ciencia cierta quién tiró más o menos de esa delgada cuerda. Hay medios que hablan de una diferencia de 30.000 euros con respecto a los honorarios percibidos el pasado año en la misma plaza. Pero el asunto hay que diseccionarlo con mucho tiento para que cada cual saque sus conclusiones. La noticia cobra mayor notoriedad si recordamos las progresivas ausencias del joven maestro en las ferias de Castellón, Valencia y Sevilla. Entrebastidores y coleando, permanece la pugna televisiva entre empresas y matadores y el cambio de escenario para dirimir los discutidos derechos de imagen que ha impulsado El Juli. Más allá de todo ello, en el fondo de esta pugna, el torero anda sumergido en una guerra subterránea para blindar la altísima cotización que -hasta ahora- le habían respetado siempre todas las empresas.



Las cuentas. En la versión más extendida se decía que la primera contratación del diestro madrileño, con los toros de Victoriano del Río, se había cerrado por la friolera de 210.000 euros. Todos contentos. Se requiere al apoderado para un segundo compromiso, con los cuvillos, y se acuerdan ésta vez unos honorarios de 240.000 euros. Según está versión de los hechos, aquí llegarían las curvas más estrechas. Roberto Domínguez, mentor de El Juli, quiso que ese mismo caché se extendiera al primer acuerdo alcanzado y en ese punto se levantó de la mesa. El Juli, líder y pararayos del comando G, se quedaba fuera de Madrid. La noticia no tardó en correr como la pólvora, confirmada por los empresarios y el propio apoderado. Después de los primeros "dilo tú", ambas partes se cruzaron sus respectivas andanadas en forma de cartas y comunicados: Roberto, diciendo que el tema económico no había tenido nada que ver con esta ausencia. Y el empresario Manuel Martínez Erice, acusando al torero de victimismo y afeándole esos cinco quilos de los de antes que podrían ser la chispa o la excusa -depende del cristal con que se mire- de la incomparecencia del líder del famoso G-10. Pero Domínguez aún dio un par de vueltas más a las tuercas diciendo que la égira de El Juli obedecía a otros planes y remachó el clavo recordando cierto encuentro de su torero con Esperanza Aguirre en el que le recomendaron a los empresarios Simón Casas y Antonio Matilla para hacerse cargo de la plaza de Las Ventas. Eso es lo que, según Roberto, no le han perdonado al diestro de Velilla. El resto, ya lo saben. Los Choperitas, con José Antonio Martínez Uranga a la cabeza, pactaron con sus diablos particulares y levantaron un extraño tripartito para volver a hacerse cargo del trascendental coso madrileño.

Guerra abierta. A estas alturas del turrón pocos pueden dudar de la contienda sostenida entre las empresas y las figuras aunque algunas de éstas, que forman parte del sistema empresarial, no se han pringado en el empeño. Sigue habiendo pocas certezas pero también está claro que ni unos son tan malos ni otros tan buenos. ¿Por qué no se ponen de acuerdo? Y yo qué sé...

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