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Y la sanidad era esto

Fue en abril de 2004 cuando María Jesús Montero fue nombrada consejera de Salud. Los retos no eran pocos: era la primera mujer que ostentaba ese cargo, pero no le dio vértigo afrontar la situación.

el 24 sep 2009 / 10:41 h.

María Jesús Montero
Los retos no eran pocos. Fue en abril de 2004. María Jesús Montero se alzó al primer plano político de Andalucía tras ser nombrada consejera de Salud: era la primera mujer que ostentaba ese cargo en la democracia autonómica y lo hacía con apenas 38 años. Sin embargo, no parece que ante semejante situación le sobreviniera el vértigo.

Pero si esos no eran suficientes retos por sí mismos, había otro acaso mayor: la Consejería de Salud aún llevaba la estela de los cuatro años de gobierno de Francisco Vallejo, el impulsor en Andalucía del tan ofensivo (para el PP de entonces) programa andaluz de células madre.

María Jesús Montero Cuadrado, nacida en Sevilla en 1966, contaba ya por entonces con un extenso bagaje en la gestión de la sanidad pública: desde abajo hasta arriba se conocía y se conoce todos los entresijos del sistema. Eso le ha proporcionado un savoire faire y una iniciativa que combina con una energía arrolladora no se sabe si atribuible a su nacimiento trianero. "Triana. Mi barrio", dice ella.
Es hija de dos maestros y madre de dos hijas. Desde muy pronto tuvo claro que quería estudiar Medicina. Y eso hizo. Enfocó su carrera por la vertiente de la gestión y con apenas 29 años llegaron los frutos: ya era subdirectora médica en el Hospital de Valme de Sevilla.

Esta dedicación temprana a la gestión de la sanidad, a esa zona oscura de la salud, la privó de desarrollar una carrera médica con contacto con los pacientes. ¿Frustración? "Aunque eso es lo más satisfactorio -ha reconocido en alguna ocasión- mi formación médica me ha servido mucho a la hora de acercarme a la política: hacer un diagnóstico de los problemas, asociar síntomas...".

"Las mujeres -asegura- organizamos mejor el tiempo". Montero es una perfeccionista del sistema, quiere que las cosas funcionen como un reloj. Puede que ése sea el secreto de sus dotes organizativas. Y también que en su casa fueran cuatro hermanos: eso te suele dar una mano izquierda en el día a día difícil de igualar. El caso es que algo tendrá el agua cuando la bendicen: en 1998 deja su puesto en el Valme y se incorpora al Virgen del Rocío. Y aún recuerdan los profesionales del hospital cómo la nueva subdirectora iba cada día a lomos de un viejo vespino a punto de descomponerse.

El paso fue decisivo: el mayor hospital de Andalucía y el que, bajo su mandato, iba a convertirse en un referente nacional para la sanidad pública. El modelo estaba claro: la unión de la universidad y el desarrollo de la medicina en un mismo complejo, por un lado, y de la investigación básica y la práctica clínica, por el otro. Vallejo puso la primera piedra de este modelo entre 2000 y 2004, una etapa que Montero no vivió precisamente desde la barrera: desde septiembre de 2002 ejercía ya de viceconsejera.

Llegó entonces a la consejería y cogió el toro por los cuernos. Siempre lo había hecho así, hasta el día de su boda, cuando llegó a la Iglesia en un coche que conducía ella misma. Se bajó y se casó. Fue como un visto y no visto. Así que en el hospital sevillano no sólo comenzó a prefigurarse el mapa de la investigación biomédica en Andalucía sino que hubo frutos más tangibles, más que tangibles: dos años después de llegar a su despacho, en julio de 2006, vino al mundo en el Virgen del Rocío el primer bebé que nacía de un proceso de diagnóstico genético preimplantatorio en la sanidad pública española.

Y los logros se sucedieron: llegaron las primeras líneas de células madre, la consolidación de la garantía de plazos de listas de espera, el nacimiento del primer bebé libre de un mal hereditario para curar a su hermano enfermo... y ahora la inclusión en la cartera de prestaciones de la sanidad pública de los trasplantes de cara y de la ley de muerte digna. Nunca Andalucía había copado tantas horas en los telediarios nacionales, y no por sus fiestas y sus tópicos sino... por los logros de la medicina avanzada. Ver para creer.

"Pero aún queda mucho por hacer", dice. No para. Un reto da lugar a otros y aún quedan tres años de legislatura. Tras Chaves, Griñán ha vuelto a confiar ciegamente en ella. Era una fija en la quiniela. Su prestigio es tan alto en un partido al que no está afiliada que en las pasadas elecciones ocupó el número dos en la siempre espinosa lista del PSOE por Sevilla y ahora su nombre aparece también como posible candidata a suceder a Sánchez Monteseirín en la Alcaldía de Sevilla.

Seguro que ahora recuerda como nunca los versos de su poeta de cabecera, Mario Benedetti, que leyó el 20 de junio de 2006 con motivo del XX aniversario del Servicio Andaluz de Salud: Me sirve tu futuro / que es un presente libre, / y tu lucha de siempre / sí me sirve / me sirve tu batalla / sin medalla / me sirve la modestia.

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