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Y lo mejor es que se salvó

Una canasta de tres de Javier Salgado, base del Iurbentia Bilbao, a tres décimas del final del duelo contra el CAI (69-70), certificó la permanencia del Cajasol un año más en la Liga ACB. Fue lo mejor, junto con la derrota del Murcia, de una mañana en la que los sevillanos no existieron en el Palau, donde fueron arrollados por la maquinaria blaugrana.

el 16 sep 2009 / 01:56 h.

Una canasta de tres de Javier Salgado, base del Iurbentia Bilbao, a tres décimas del final del duelo contra el CAI (69-70), certificó la permanencia del Cajasol un año más en la Liga ACB. Fue lo mejor, junto con la derrota del Murcia, de una mañana en la que los sevillanos no existieron en el Palau, donde fueron arrollados por la maquinaria blaugrana.

La impresionante racha de seis triunfos consecutivos del Cajasol, unido al despropósito de sus rivales más cercanos, CAI y Murcia -dos victorias de ventaja y se enfrentan en la última jornada a falta de dos para el final-, han permitido que Sevilla siga teniendo su plaza en la Liga ACB.

Más allá de la paliza recibida ante el Regal FC Barcelona, emerge un lunes de esperanza para el baloncesto en Sevilla gracias a una permanencia que estuvo muy complicada hace tan sólo dos meses, cuando el equipo era colista y las perspectivas eran realmente desalentadoras.

Es el momento de la reflexión y la planificación para que los errores cometidos no salpiquen de nuevo la trayectoria del Cajasol. Ahora, un día de respiro y alegría. Por delante, muchos, muchísimos de trabajo y esfuerzo para construir de una vez por todas un proyecto serio y exigente a la altura de un club con más de dos décadas en la élite que disfruta de un más que generoso presupuesto.

Que Cajasol lleve dos victorias en el Palau en las 23 visitas que ha realizado al gigante culé responde a una verdad incuestionable. El coliseo blaugrana es un escenario harto complicado, no sólo para los sevillanos, donde lograr el triunfo roza más la épica que el normal desarrollo del juego de un equipo como Cajasol. Este hecho, no obstante, debe contemplar un asunto principal.

Si es comprensible perder, no lo es tanto hacerlo sin apenas competir y ante un rival que tenía la mente puesta en la final de la Euroliga, a celebrar en Berlín, corazón de Alemania, el próximo fin de semana, donde buscará la segunda corona continental de su dilatada y brillante historia.

Quizás conscientes de que la verdadera final estaba reservada para el duelo ante MMT Estudiantes del miércoles, desde muy pronto Cajasol tiró el partido. Primero, con una actitud fría en el inicio y una defensa muy blanda ante las iniciales acometidas del Barcelona, que superó en todos los aspectos del juego a los sevillanos. A los tres minutos pedía el entrenador Pedro Martínez su primer tiempo muerto con un desolador 14-3 en el marcador. Todo un síntoma.

Ni la defensa en zona ni los intentos del buen pívot Xavi Rey pudieron contener la furia blaugrana. Las facilidades que daban a los catalanes asustaban y del lado local tan sólo la feroz defensa de Basile a Clay Tucker confirmaba que el Barcelona se había tomado en serio el encuentro. Tan inclinada estaba la balanza, que Xavier Pascual decidió jugar con la caja del pescado pensando en Berlín, lo que no evitó que al descanso se llegara con un demoledor 48-32.

segunda mitad calcada. Ni un ápice varió el panorama en la reanudación. Si acaso, las diferencias, naturales entre los dos equipos y siderales cuando uno de ellos no quiso, se agrandaron. Con Tucker y Ellis desaparecidos, sin una dirección adecuada y flojeando bajo aros, el partido degeneró en una sucesión de jugadas espectaculares del Barcelona ante la complacencia del Cajasol.

Se encontraron los catalanes con un magnífico entrenamiento con público para preparar la final de la Euroliga, que era en realidad en lo que pensaban. El Caja, sin duda, lo hacía en el Estudiantes y en cierto duelo que se vivía en la capital de Aragón.

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