Local

¿Y quién cuida al vigilante?

El tiroteo que el martes acabó con la vida de un vigilante de Prosegur y dejó herido a su compañero reabre el debate sobre las deficiencias en materia de seguridad que afectan al sector.

el 15 sep 2009 / 08:10 h.

TAGS:

El tiroteo que el martes acabó con la vida de un vigilante de Prosegur y dejó herido a su compañero cuando transportaban dinero a un furgón en El Viso del Alcor reabre el debate sobre las deficiencias en materia de seguridad que afectan al sector. Los profesionales alertan sobre la falta de chalecos antibalas y la peligrosidad de algunos trayectos.

La muerte de Jerónimo Luna, de 48 años, ha conmocionado a los profesionales de la seguridad privada que, aunque por su trabajo están obligados a jugarse la vida cada día, demandan a las empresas más medidas de seguridad. Actualmente, explican desde UGT, en España "no es obligatorio el uso de chalecos antibalas" por lo que "son muy pocas las empresas que lo suministran a sus trabajadores". Algo que, asegura el sindicato, "sólo ocurre en España".

Fuentes de Prosegur, que hasta el momento no ha hecho declaraciones sobre el atraco en El Viso del Alcor, dijeron ayer que el uso del chaleco antibalas no es obligatorio aunque desde la empresa "se recomienda de forma activa y continuada su uso en los servicios que así lo justifiquen".

Aunque los vigilantes de seguridad que realizan servicios de traslado de fondos pueden portar armas de fuego - no es el caso de otros servicios de seguridad privada-, el trabajo diario hace que queden "expuestos ante muchas situaciones de peligro", explican desde la Unión Sindical Obrera (USO).

El motivo es la imposibilidad de aparcar el furgón frente a las entidades bancarias, por lo que tienen que recorrer con las sacas de dinero "trayectos largos con el consecuente riesgo para sus vidas".

Respecto a esto, fuentes de CCOO argumentaron que la propia fisonomía de muchos pueblos de la provincia de Sevilla hace que los vigilantes caigan cada día en "pequeñas trampas" que los convierten en "fáciles objetos de robos y atracos" como el que costó la vida el martes al vigiltante Jerónimo Luna.

Refuerzos. Junto a estas cuestiones, los sindicatos denuncian también el hecho de que "para que el reparto del dinero sea más rápido y rentable" los recorridos "no se realizan siempre como establece el reglamento". Además, aseguran, la reducción hace unos años del equipo de reparto a tres personas - un conductor, un jefe de servicio y un escolta- ha mermado notablemente la seguridad de los vigilantes que realizan el trabajo.

Respecto a la realización del servicio, Prosegur indicó que todas las actuaciones de su personal "están perfectamente regladas por la normativa vigente en materia de seguridad privada" en la que se encuentran "todas las especificaciones que regulan y limitan la acción de los vigilantes, tanto de seguridad corporativa como de logística de valores".

Otra de las quejas de los sindicatos es el "alto número de horas extra" que realizan los vigilantes o el hecho de que en periodos vacacionales se traslade al servicio de transporte de fondos personal procedente de otros centros que, aunque están capacitados para hacerlo, se ven obligados a asumir "un trabajo distinto y más peligroso". El intrusismo laboral, coinciden los sindicatos, es otra de los problemas que afectan al sector.

  • 1