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Y se apareció la Virgen en forma de Iturralde

El Sevilla sumó anoche tres puntos cuando menos lo esperaba. Tras un mal partido, uno más, llegó al minuto 90 con un pobre empate que deshizo Iturralde González con un penalti 'sui generis' que de paso alivia a un equipo que, en juego, sigue instalado en la más absoluta mediocridad. (Foto: Javier Díaz).

el 14 sep 2009 / 23:16 h.

El Sevilla sumó anoche tres puntos cuando menos lo esperaba. Tras un mal partido, uno más, llegó al minuto 90 con un pobre empate que deshizo Iturralde González con un penalti 'sui generis' que de paso alivia a un equipo que, en juego, sigue instalado en la más absoluta mediocridad.

El triunfo sevillista es lo único positivo que se puede sacar de un partido feo, pobre, duro -sobre todo por parte navarra- y dirigido por un árbitro incapacitado para la máxima categoría, incluso para las mínimas, y no solo por el encuentro de ayer. Para colmo, todo se adornó al final con una tangana muy propia de estos enfrentamientos entre Sevilla y Osasuna y una lesión de Chevantón que deja al equipo hispalense en cuadro en ataque hasta que Malí o a Costa de Marfil cierren su periplo en la Copa de África. La jugada clave del encuentro llegó en el minuto 90, cuando Iturralde señaló penalti por un instrascendente roce de la pelota en la mano de Javi García en el área y Luis Fabiano, por dos veces por cierto, anotó el segundo tanto. Si no llega a intervenir el vasco el Sevilla habría firmado un empate tan intrascendente como insuficiente tras un pobre partido falto de fluidez, de juego y de acierto.

Desde el principio se veía venir que la noche no iba a ser plácida. El Sevilla no comenzó como suele. Ni salió a comerse al rival ni puso el partido a mil por hora ni embotelló a Osasuna. Al contrario, fueron los navarros los que presionaron, los que obligaron a los de Jiménez a recurrir al voleón y los que disfrutaban del balón. Por suerte este dominio rival no se tradujo en ninguna ocasión y, no sin trabajo, poco a poco el Sevilla fue recuperando el papel protagonista en el partido con la mejor actuación de todo el reparto, la de Daniel Alves. A base del brasileño se desquitó el conjunto nervionense, porque Renato estaba ausente y Luis Fabiano y Kerzhakov eran meros espectadores. A pesar de todo, a trompicones, lograron los nervionenses poner en algún que otro aprieto a Ricardo -Daniel (16'), Navas (21') y Kerzhakov (23')-, pero más por acciones puntuales que por patrón de juego. La dinámica positiva de los locales se rompió con un disparo al palo de los rojillos en una falta lejana. El susto atontó al Sevilla, que de nuevo perdió comba, a lo que ayudaron las continuas faltas de los rojillos, que probaron la paciencia de los sevillistas, de los que estaban en el campo y los de la grada, que recurrieron al silbido para mostrar su inconformidad con lo que estaba ocurriendo.

En el inicio de la segunda parte sí salió el Sevilla más agresivo y ofensivo, pero con las mismas limitaciones en el juego. Con todo, sin crear ocasiones, al menos provocaba faltas -y más teniendo a Osasuna enfrente- que traían cierta inquietud a la zaga rojilla. Y así fue como llegó el tanto nervionense, de Poulsen, en una falta botada por Chevantón (54'). Tras el tanto, el Sevilla tuvo unos minutos en los que quiso cerrar el partido, pero era solo una intención sin medios. Estas intenciones se diluyeron en cuanto Sola hizo la jugada de la noche y empató el encuentro (68'). De ahí al final fue Osasuna el que llevó el peso del partido e incluso tuvo ocasiones para hacer el segundo -De Sanctis salvó un tanto de Dady-. Por ese camino discurría el encuentro cuando llegó el minuto 90 e Iturralde debió acordarse del partido de Mallorca de junio pasado para regalar un penalti y a la postre el triunfo a los locales.

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