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¿Y si los milagros sí existen?

El todopoderoso líder, el Real Madrid, visita al quinto por la cola, el Betis, que ya vuelve a sentir la atracción de ese agujero negro que es la zona de descenso. Uno viene de marcar siete goles y otro, de dos derrotas seguidas. Un mal día para recibir a Casillas y compañía, un buen día para resucitar otra vez.

el 15 sep 2009 / 00:13 h.

El todopoderoso líder, el Real Madrid, visita al quinto por la cola, el Betis, que ya vuelve a sentir la atracción de ese agujero negro que es la zona de descenso. Uno viene de marcar siete goles y otro, de dos derrotas seguidas. Un mal día para recibir a Casillas y compañía, un buen día para resucitar otra vez.

El mejor portero quién sabe si del mundo, el mejor defensa de España, el mejor delantero de la Liga en la última temporada y media, el pichichi histórico de la selección y de la Liga de Campeones... todos ellos piensan pasarse esta noche por Heliópolis para visitar al maltrecho Betis, que afronta uno de esos partidos en los que el tópico de que lo importante es sumar tiene más validez que nunca. La Liga no sólo aprieta sino que ahoga, pero el empate seguramente no es menospreciado por un equipo que no gana al Real Madrid desde hace seis años y medio y que recibe al líder en un mal momento.

En realidad, nunca es un buen momento para enfrentarse al conjunto que gana más que nadie (18 victorias), que marca más que nadie (53 goles) y que es mejor visitante que nadie (23 puntos), tres de las virtudes de un Madrid que también es el único que cuenta por triunfos todos sus encuentros como local (11), el segundo que menos tantos encaja en general (18), el primero en victorias fuera de casa (7), el primero en goles en campo enemigo (20)... y pare usted de contar. O no, porque es tal su potencial ofensivo que ha visto puerta en 21 de sus 23 choques ligueros, mientras que el Betis tiene la cuarta portería más goleada (-34) y sólo ha sido capaz de dejarla indemne en uno de sus once encuentros en La Palmera (ante el Mallorca, 3-0).

Queda claro que es mal momento para medirse a este Real Madrid de Bernd Schuster que además viene de hacerle un siete al Valladolid, como también es mala la coyuntura que atraviesa el propio Betis, cuya reacción bajo el mandato de Paco Chaparro ha quedado algo atenuada, por no decir frenada, tras esas dos derrotas ante el Deportivo y el Valencia. La ventaja de este dramático panorama, como siempre suele decirse en casos así, es la increíble repercusión anímica que supondría un triunfo verdiblanco: por lo inesperado, por la entidad del adversario vencido, por el salto clasificatorio...

Dos consuelos.

Entre la marea de cifras y estadísticas en contra, el equipo verdiblanco también puede consolarse con dos hechos: el primero, que la última vez que batió al Real Madrid, 3-1 en la 2001-02, Paco Chaparro también estaba en el banquillo (como ayudante de Juande Ramos); y el segundo, que las dos únicas veces que su rival se ha quedado sin marcar esta campaña, curiosamente, fueron en Sevilla y Almería, es decir, en sus dos visitas a Andalucía.

Números aparte, Chaparro tiene muy claro por dónde pasa el encuentro: defenderse como buenamente pueda del arsenal enemigo, sin enclaustrarse en su propio campo, y explotar el contragolpe. El líder de la Liga, sin Robinho pero con Van Nistelrooy recuperado, es un coco del mediocampo hacia arriba, pero atrás no es especialmente invulnerable... hasta que llega la hora de enfrentarse a Casillas, claro.

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