Y Valme relució al sol

El buen tiempo fue el protagonista de la romería de Dos Hermanas, que congregó a más de 200.000 personas en su 120 aniversario. (FOTOS)

Romería de Valme 2015 en Dos Hermanas. / Foto: J.M.Paisano Romería de Valme 2015 en Dos Hermanas. / Foto: J.M.Paisano (FOTOGALERÍA. Romería de Valme 2015) Pasan las doce del mediodía y el calor aprieta en la carretera de Bellavista. María, que roza los setenta años, viste de riguroso negro, y se encamina, entre miles de romeros, hacia el Cortijo de Cuarto. Loli y Francisca, que esperan abanicándose y sentadas en la barandilla del Canal de los Presos, le gritan: «¡Señora!, ¿usted viene haciendo el camino desde Dos Hermanas?». María se vuelve, tímida, pero con una sonrisa orgullosa les contesta un rotundo «sí», y continúa el camino. Las dos amigas, con la boca abierta, comentan entre ellas que «hay que tener valor para hacerlo». Pero, aunque María rehúsa decir el porqué de su hazaña, se intuye que mantiene un vínculo muy fuerte con la Virgen de Valme, que ayer procesionó un año más acompañada de su pueblo bajo un sol de justicia. Porque el camino se hace largo, y más si se acude a las seis de la mañana, hora en la que tuvo lugar la misa de romeros del tercer domingo de octubre. No obstante, el traslado de la Virgen a la carreta, que este año lucía después de cuarenta años el exorno de flores de papel completamente blancas –en años anteriores ha lucido también flores amarillas, rosas, celestes y ocasionalmente naranjas–, se realizó con rigurosa puntualidad. Romería de Valme 2015 en Dos Hermanas. / Foto: J.M.Paisano Romería de Valme 2015 en Dos Hermanas. / Foto: J.M.Paisano A las ocho de la mañana, Valme ya estaba dispuesta a recorrer las calles nazarenas atestadas de romeros, a los que acompañaron diversas autoridades de la ciudad, entre las que se encontraba el alcalde, Francisco Toscano. Tal era la marea humana –sobre todo en la céntrica calle Botica, donde el coro de la hermandad le cantó a la protectora de Dos Hermanas– que a la carreta le costó avanzar por el municipio, algo que inevitablemente ralentizó su paso por el centro y su posterior llegada a la carretera vieja que conecta Dos Hermanas y Bellavista, una vía, por cierto, cortada por completo al tráfico desde bien temprano por el dispositivo especial de seguridad desplegado –en el que participaron más de 700 efectivos– para facilitar el tránsito de la romería. Aun así, el retraso de la peregrinación no mermó en ningún momento el ambiente festivo en el camino, plagado de carpas en las que los nazarenos se refugiaban del sol y comenzaban a degustar copiosas viandas al aire libre. Dolores, Juani, Franciso y Juan, con sus cervezas frías y sus platos de gambas sobre su mesa de camping ya habían visto a la Virgen «en la calle Botica, donde había mucha más gente que otros años», comentaba Dolores. Juani, por su parte, estaba encantada de «estar aquí, porque aunque a la romería he venido otras veces, es la primera vez que acompaño a mi amiga Dolores en este chiringuito improvisado», decía entre risas. Para ambas, la Virgen estaba «guapísima» con las flores nuevas, «aunque ella está preciosa siempre». Y más desde su reciente restauración a cargo del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH). Como ellos, muchas familias y amigos esperaban la venida de Valme, «que se está haciendo de rogar, aunque aquí lo estamos pasando estupendamente», aseguraba Pepa tras preguntarle a un agente de la Guardia Civil si a la Virgen le faltaba mucho para venir, aunque había quien no sólo esperaba a la imagen: «yo estoy esperando también al de la cerveza, que de alguna forma tendremos que aguantar este calor», bromeaba Andrés portando un sombrero de paja que le protegía de los rayos de un radiante sol más propio de mayo que de octubre. Algunos recordaban todavía la romería de 2012, en la que la lluvia hizo acto de presencia a la vuelta de la comitiva. Mientras tanto, el paso subterráneo se llenaba de gente que se hacía con un sitio en primera fila, dado que el discurrir de la romería por este punto es una de las estampas más singulares. Romería de Valme 2015 en Dos Hermanas. / Foto: J.M.Paisano Romería de Valme 2015 en Dos Hermanas. / Foto: J.M.Paisano Pasada la una de la tarde, el cortejo al completo, compuesto por 18 carretas, 35 galeras más caballistas, coches de caballos, carros y remolques, se había adentrado por completo en Bellavista. El barrio sevillano también se volcó, como cada año, al acoger a las más de 200.000 personas que mostraron ayer su devoción en esta multitudinaria romería. Prueba de ello fueron los numerosos comercios de alimentación o los diferentes bares que, repletos de gente, quitaban la sed de las gargantas secas del camino. gracias a las barras instaladas en plena calle para facilitar el rápido servicio y evitar que nadie se perdiera ni un detalle del paso de la Virgen camino del Cortijo de Cuarto. Pero antes de llegar a la ermita, tuvo lugar una parada obligada en el barrio sevillano, en concreto, en la Parroquia del Sagrado Corazón, cuyas obras de restauración se siguen desarrollando en la actualidad. De hecho, en el patio colindante a las cerradas puertas del templo, se había instalado un ambigú para obtener beneficios con los que sufragar parte de los trabajos. Allí mismo los romeros le cantaron una salve que provocó más de una lágrima de emoción entre los presentes. Este año, además, se cumplían 120 años desde que naciera la romería, un hito que ha sido homenajeado en la tercera edición de la exposición Valme, la fe de un pueblo, abierta al público hasta el pasado viernes en la antigua capilla del Ave María de Dos Hermanas y en la que se podían contemplar incluso fotografías y documentos del siglo XIX. Pero esta edición de la romería también dejó estampas para el recuerdo, como la petalada que recibió la imagen en su calle, la de la Ermita de la Virgen de Valme donde, además, una escuela de baile de adultos de Bellavista le regaló a la protectora de Dos Hermanas una exhibición de lo aprendido en el taller. Poco antes de las dos de la tarde, y con menos retraso que en años anteriores –a pesar del acumulado durante la mañana–, la carreta que portaba a la Virgen enfilaba la entrada de la Ermita de Cuarto, cuya fachada lucía engalanada con banderas y gallardetes de color azul y rojo en homenaje a la beatificación en Roma del Papa Pablo VI. El silencio se hizo cuando, de manos de algunos de los receptores de la medalla de oro de la hermandad, se produjo el traslado de la imagen restaurada hacia el altar, desatando el aplauso posterior de los romeros que se agolpaban para contemplar una estampa única mientras salía de sus emocionadas gargantas el himno en honor de su protectora.

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