Puede que cuando Manuel Ruiz de Lopera llame al médico el paciente esté ya muerto. Esta frase resume el pensamiento del 99% del consejo de administración y de los técnicos de la casa verdiblanca. Nadie, ni Manuel Castaño, cree ya en Francisco Chaparro.
La situación es de sobras conocida por todos lo que analizan en verdiblanco. Visto lo visto ante el Numancia, el Betis es incapaz de ganar un partido en la máxima categoría del fútbol nacional. Ha pasado de desperdiciar en quince minutos una ventaja de 0-3 en Mallorca y de no hacerle ni un gol a Osasuna a ver cómo en el minuto 95 se le va un encuentro loco contra los sorianos. Cuando un equipo de fútbol no gana (dos triunfos en los últimos 17 encuentros) y está preso de la ansiedad y los nervios, se hace necesario un cambio. Un revulsivo que pasa casi siempre por el relevo en el banquillo, pero...
A lo largo de todo el día de ayer altos cargos del club verdiblanco estuvieron esperando una llamada del máximo accionista, Manuel Ruiz de Lopera, para proceder al relevo en el banquillo, pero ésta no se produjo. El equipo lleva la misma trayectoria que en el último descenso con Griguol y Hiddink y Lopera tarda en reaccionar. A Chaparro no le queda ya ningún apoyo dentro del club, ni siquiera el de Manuel Castaño, un consejero de mucho peso que desde siempre ha expresado su apoyo al trianero, enarbolando además la bandera del optimismo en torno a la situación del equipo. Castaño se ha visto superado por los acontecimientos y como casi todo el mundo considera que el equipo se le ha caído al entrenador.
LAS RAZONES DE LOPERA
El máximo accionista pidió a los jugadores y al cuerpo técnico un esfuerzo para salir de abajo cuando se reunió con ellos el pasado jueves. En la cita expresó su apoyo al entrenador y ahora por la cabeza del máximo accionista pasa destituir al técnico. No obstante, las razones de Lopera se argumentan en no querer echar a Chaparro para que ahora venga otro entrenador y no sea capaz, por ejemplo, de lograr el triunfo en Santander, donde el equipo acude con las bajas importantes de Ricardo, Nelson, Sergio García y Oliveira. ¿Y si el Betis baja a Segunda a pesar del recambio?
Todo esto tiene en la cabeza Lopera, quien igual espera a que el equipo esté en posición de descenso para ejecutar a un técnico que a todas luces está sentenciado. Muchas ideas bulleron ayer en su mente en la calle Sierpes.
A falta de nueve jornadas para el final de la Liga, lo mejor a pesar del horrible aspecto que ofrece el Betis es que todavía depende de sí mismo para permanecer en Primera. Ocupa la plaza 16 y por debajo antes de la zona de descenso tiene todavía al Getafe, al que supera en el gol average general por tan sólo un tanto (en el particular hay igualdad). La primera plaza de descenso es para el Recre, a un punto, pero con él tiene perdido el gol average. Luego está el Numancia, a cuatro, y el Espanyol, colista, a seis. Hay tiempo y calendario para salir adelante todavía, pero también resulta indudable que el Betis es el que peor pinta tiene de los de abajo. La razón, muy simple: todos los equipos, desde el décimo clasificado hasta el colista, han sido capaces de ganar al menos uno de los cinco últimos partidos. Los de Chaparro no lo han conseguido, aunque también sería justo añadir que el Betis no pierde. Lo que muchos sospechan, quizás salvo Lopera y el propio Chaparro, es que encadenar tanto empate sólo supone engordar para morir. En Santander, donde el propio Chaparro se hizo grande para el beticismo, puede estar la última etapa del trianero al frente del Real Betis. Un triunfo lo mantendría al frente y espantaría fantasmas. ¿Resistirá Chaparro? Todo bullía ayer en la cabeza de Lopera en la sevillanísima calle Sierpes.
