Antonio Leal Millán, en la facultad de Económicas.
-Esta es la primera edición del EMBA (Executive Master in Business Administration) de la Universidad de Sevilla, que usted dirige. ¿Cuáles son las claves de su puesta en marcha?-Para empezar es un máster propio de la Universidad. Esto significa que se autofinancia por sí mismo y que cada año podemos adaptar sus asignaturas de forma flexible porque no tenemos que recibir la autorización del Ministerio para ello. De este modo, adaptamos el contenido del máster a la actualidad y las necesidades que detectamos en nuestro entorno cercano. En Andalucía, además, hay alguno similar pero ofertados por el sector privado y no por el público, es decir, con un precio de entre 30.000 y 40.000 euros. Matricularse en este cuesta unos 9.000 euros. Era una demanda que existía y a la que había que responder desde la Universidad.
-En cuanto al programa, ¿qué distingue a este EMBA de otros?
-Sobre todo que está muy centrado en la práctica. La mitad de los módulos lo van a impartir altos directivos de firmas privadas muy reconocidas y la otra mitad, profesores universitarios. Este equilibrio es difícil de encontrar y es muy positivo. El EMBA, que comenzará el 22 de enero y se desarrollará hasta marzo de 2011, está planteado para el estudio y análisis de casos prácticos extraídos de la realidad, porque la Universidad tiene que estar en contacto con la realidad. El período para solicitar y hacer la matrícula estará abierto entre el 1 y el 20 de diciembre.
-¿Qué perfil de alumnos buscáis?
-Personas con al menos tres años de experiencia de trabajo en cualquier área de trabajo o con cualquier perfil formativo y que quieran ascender en sus empresas con estos conocimientos. A veces se piensa erróneamente que los conocimientos económicos deben ir dirigidos sólo para los economistas, y no es así. Un físico, un químico, un ingeniero, un periodista... cualquiera necesita estos conocimientos porque cualquiera puede dirigir grupos humanos y tener responsabilidades en su empresa y además puede convertirse en un empresario creando una firma para generar una actividad sobre su área de conocimiento. Ésta, quizás, es una de las cosas que nos está enseñando la crisis: que el conocimiento sobre economía no es ajeno a nadie.
-¿Es esta coyuntura de crisis el momento de apostar por la formación?
-Absolutamente. El problema, y ocurre más en España que en otros países, es que las empresas, sobre todo las pequeñas y las medianas, siguen viendo la formación de sus empleados como un gasto y no como una inversión cuando, a la larga, no invertir en formar es más caro que formar. La competencia en el futuro, y con la crisis más aún, va a ser muy dura porque habrá muchas personas licenciadas y el factor de distinción del resto bien podrá ser un máster u otra formación de posgrado. Pero es normal, porque el futuro del trabajador ya no se entiende sin formación continua porque el mundo (no sólo la economía, sino las nuevas tecnologías, la ciencia...) cambia cada pocos años. La experiencia antes lo era todo y hoy, aún siendo muy importante, ya no es suficiente si no se han actualizado los conocimientos.
-¿Cómo va a cambiar la economía tras la crisis?
-Seguramente salga un nuevo paradigma: la crisis es global y afectará a todas las escalas de la economía. Hay que estar formados para entonces.
