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"Ya sólo confío en la suerte de que algún día aparezca el cuerpo de Marta"

La familia de la joven acudirá cada día al juicio contra los adultos que se inicia el próximo lunes. Los padres de Marta afirman que ninguna sentencia podrá mitigar su dolor. Lo único que piden es saber dónde está el cuerpo para poder descansar.

el 11 oct 2011 / 20:07 h.

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Los padres de Marta, Antonio del Castillo y Eva Casanueva, acudirán al juicio, aunque los primero días no podrán acceder a la sala de vistas.

El lunes los cuatro implicados en el crimen de Marta del Castillo se sentarán en el banquillo de los acusados. Los padres de la joven, Antonio y Eva, nos reciben en su domicilio de la calle Argantonio, donde el tiempo se paró aquella noche del 24 de enero de 2009. Mires donde mires hay recuerdos de la joven, cuyo retrato siempre está iluminado por una vela que nunca se apagará, al igual que la esperanza de encontrar su cuerpo.

-33 meses sin Marta y al fin llega el juicio. ¿Cómo lo afrontan?
-(Antonio) Yo estaba loco por que llegara ya el juicio, ya que es como ir cerrando capítulos. No para olvidar porque olvidar no vamos a olvidar, pero mientras no cerremos este capítulo estaremos siempre con que los imputados cambian la versión o que recurren. Por eso es una manera de ir volviendo a la normalidad. Tenemos la esperanza de que la Justicia sea razonable y que el juez vea claro las pruebas de las que siempre se ha hablado, que no nos pase como con el anterior juicio con el que nos llevamos una gran decepción.
-¿Temen que pueda pasar lo mismo, que no haya pruebas?
-(Antonio) Espero que no. En el anterior juicio al salir os daba nuestra opinión, nuestra sensación, lo que a nosotros nos transmitía las pruebas y el juicio. Cuando salió la sentencia nos quedamos con las piernas colgando. Nosotros no nos hemos metido en si el juicio va a ser televisado, pero nos gustaría que la sensación que tuvimos nosotros, que lo vimos tan claro, que lo vea toda España. (Eva) Que no sea nuestra percepción, sino que la gente lo vea. Hay que ir con cautela porque ya nos hemos llevado un chasco muy gordo y tampoco podemos echar las campanas al vuelo. Lo único que quiero de este juicio es que alguno diga dónde está mi hija, es lo único que pido, aunque soy consciente de que es un deseo que no va a ser cumplido porque ya vamos para casi tres años y ya se ha visto el grado de maldad que tienen estos individuos, que hacen sufrir a una familia innecesariamente. La sentencia será algo con lo que tendremos que conformarnos, y lo digo en mayúsculas, porque es lo que hay. No nos podrá contentar.
-¿Están preparados por si hay más absoluciones?
-(Eva) Después de toda esta trayectoria en la que hemos tenido más sinsabores que otra cosa, me espero de todo.
-¿Incluso con la del Cuco? Porque afrontan este juicio esperando el fallo de la Audiencia.
-(Antonio) Confío en que sea condenatoria. Lo veo muy claro, pero espero no equivocarme y que al final lo absuelvan. (Eva) Estamos de acuerdo que con suposiciones no se puede condenar a una persona, pero es que hay pruebas. Además de los testigos hay pruebas científicas, a las que me agarro, pero si un juez no le da validez a eso no entiendo para qué hay una Policía Científica que hace un trabajo tan exhaustivo. Si no se valora el trabajo policial, qué es lo que tenemos que valorar, ¿lo que estos indeseables digan? Espero que el juicio de mi hija no sea eso
-El fiscal decía en su recurso que si no había una sentencia ejemplar se iba a dar la imagen que si se miente y se oculta el cuerpo no hay condena...
-(Antonio) Pero es que esa imagen ya la hemos dado. Para colmo la mentira no está penada, así que estamos dando la imagen de que se puede mentir, se puede ocasionar daños y no pasa nada.
-La sentencia del Cuco puede ser contradictoria con la de los adultos...
-(Antonio) Por eso pedíamos el juicio único porque son cosas que la ley no la tiene prevista. El Cuco es ahora un testigo que puede ir absuelto, condenado por encubrimiento o por violación y asesinato, son tres circunstancias. Hay puede haber una contradicción y el hermano puede ser el mayor beneficiario de que el Cuco salga absuelto, pues si sale la sentencia más tarde puede recurrirlo todo porque a le también se le juzga por amenazas al menor. ¿En qué posición queda esto? ¿En una pantomima?
-Hubo quien no entendió que apoyaran la libertad provisional del Cuco hasta que haya sentencia firme.
-(Antonio) Pues muy fácil, no es lo mismo estar en un piso tutelado que en un centro de menores. Cada día que está en un piso tutelado le va contando y nosotros queremos que cumpla la pena donde le corresponde. Ya habéis visto lo que hacía en el piso tutelado que iba y venía como quería. Qué tipo de condena tiene eso.
-¿Siguen creyendo que se saltó el alejamiento más veces?
-(Eva) Siempre hemos mantenido que lo del piso tutelado está muy bien sobre el papel, pero humanamente es imposible vigilar a un menor 24 horas al día y más si es un piso compartido por siete u ocho. Ha hecho lo que le ha dado la gana, creo que sí. (Antonio) ¿Y ha sido auspiciado por los padres..? (Eva) Pues también.
-El padre se negó a declarar en el juicio contra él...
-(Eva) Hay que tener en cuenta que si ni el propio padre se cree la versión de este individuo... Si después de haber defendido que su hijo estaba a las once de la noche en la casa y luego no ese capaz de volver a repetir eso delante de un juez es porque sabe que su hijo está mintiendo y lo están encubriendo. (Antonio) Además, que hay testigos que a las doce lo ven en la calle cuando los padres están diciendo que estaba a las once en la casa.
-¿Tienen la sensación de que están llegando al final?
-(Antonio) El fin de todo esto no llegará hasta que no aparezca Marta. Ese es el fin, pero para llegar ahí hay un capítulo más que es el verlos en la cárcel, que estén pagando por lo que han hecho. Es como una última habitación donde nos quedamos ante la última puerta, porque no nos dan la posibilidad de abrirla para que acabemos con el sufrimiento, con el dolor y con la incertidumbre para intentar, no rehacer tu vida como la de antes, pero llevar una medio vida. Esa posibilidad no nos la han dado, pero tampoco la Policía ha sido capaz de sacárselo, ni los jueces, ni el juicio del Cuco. Nada. Muchas veces me he preguntado quién tiene la culpa de todo esto, y ya no sé a quién achacarle esa solución final que creo que nos merecemos.
-¿Siguen estando convencidos de que sin el cuerpo se les podrá condenar?
-(Antonio) Creo que sí se puede condenar, pienso y creo que las pruebas están para eso. (Eva) Por supuesto que se puede condenar, lo único que pasa es que con estas leyes tan protectoras para los delincuentes queda un vacío legal. Lo que no entiendo es por qué nos tienen sometidos a esta tortura, pues a estas alturas el cuerpo de mi hija tampoco podrá revelar tanto como a los pocos meses de haber desaparecido. Nos están sometiendo a una tortura tan gratuita que no creo que ni ellos, ni sus familias, ni esos abogados que lo defienden se pueden imaginar lo que es levantarse día a día sin saber realmente lo que pasó con tu hija. Por qué le hicieron esto, por qué se deshicieron de ella como si fuera un perro; bueno ni como un perro, porque yo no sería capaz de tratar a un perro como ellos han tratado el cuerpo de mi hija. Para mí nunca se va a cerrar un capítulo ni tampoco se va a hacer justicia como queremos. Aún así, con el juicio cierras una puerta, porque ya sabes a lo que atenerte con las condenas que les pongan y queda una pizca de esperanza de que digan dónde está la niña , aunque ya creo más en el destino o en la suerte de que algún día, por el motivo que sea, aparezca.
-Recientemente hubo un caso de dos cuerpos que fueron encontrados 18 años después...
-(Eva) Cada vez que ves esas cosas en la televisión se te viene a la cabeza que pueda pasar de esta manera. Porque visto lo visto ya no tengo esperanza de que estas alimañas vayan a decir nada.
-¿Han vuelto a intentar a hablar con Miguel?
-(Eva) No. Hablamos con la abogada a ver si a través de ella... Pero dijo que no nos conocía.
-¿Tienen pensado ir al juicio?
-(Antonio y Eva) Sí.
-¿Y quieren verles las caras?
-(Eva) Estoy deseando.
-¿Qué les dirían si os dejaran hablar con ellos?
-(Eva) Se pasan muchas cosas por la cabeza. Lo que les pediría es que dijeran dónde está el cuerpo de mi hija. Ya no quiero ni que me digan ni por qué ni cómo pasó, nada. Simplemente es recuperar el cuerpo de mi hija. Pero ahora lo que siento es rabia y desearles lo peor en este mundo. Que cada día que estén respirando sea un sufrimiento ni más ni menos que el que nosotros estamos pasando. No les deseo más sufrimiento, porque más que el que estamos pasando nosotros no creo que exista. Espero que ellos de alguna manera sientan ese sufrimiento.
-Decían antes que han tenido más sinsabores que alegrías en este tiempo. ¿Cuál ha sido el peor momento? ¿Es quizás el juicio?
-(Antonio) No, el momento más fuerte fue decirle a mis niñas lo que había pasado. Fue lo peor, una vez que te enteras de la situación. Pero comunicárselo a las hermanas es más... (Eva) No se nos olvidará sus caras, porque ellas siempre creyeron que él la tenía retenida. En una niña de 11 años y otra de 13 años no cabe la posibilidad tan horrenda de que mataran a su hermana. Cuando le dices que la han matado... Eso es horrible.
-¿Y ellas cómo llevan este momento del juicio y su día a día?
-(Eva) Lo están encarando en silencio, pero sé que por dentro no lo están pasando bien. A mis hijas les ha cambiado la vida por completo. Tendrán sus momentos de risa y de alegría, porque son unas niñas que están empezando a vivir y tienen derecho a reírse y divertirse y yo estoy deseando siempre haya algo que las haga tener una sonrisa en la cara, pero les ha marcado la vida porque esto no se puede borrar. (Antonio) Ante te daba alegría que llegaran las fiestas, pero ahora temes que llegue una Semana Santa o una Feria. (Eva) Fue un impacto para ellas el que su hermana tuviera una agresión sexual por parte de estos individuos y para mí es un sufrimiento el que mis hijas estén pensando en lo que le pasó a su hermana, en si la hicieron sufrir o no. Sé que lo piensan y lo hablarán entre ellas, pero a mí no me hablan desde el dolor, sino desde el recuerdo de su hermana para que no me sienta mal.
-¿Y son más protectores con ellas tras todo esto?
-(Eva) Pensaba que no, porque siempre he sido muy protectora con mis hijas como lo fui con Marta. Siempre he dicho que no me queda el remordimiento de que tendría que haber sido más protectora. Pero te das cuenta que sí, aunque no quieres porque las estás perjudicando. (Antonio) Le coartas muchas veces de salir y entrar. (Eva) A Marta le decía llámame, pero a ellas les exijo. No quiero transmitirles que vayan con miedo por la calle, pero es que no puedo. Es una angustia continua.
-¿Y 33 meses después aún sigue sonando el teléfono para dar alguna pista?
-(Eva) Ya menos. (Antonio) Ya sólo algún vidente y alguno que llama y se queda callado.
- ¿Se sigue buscando a Marta?
-(Antonio) Sí, siguen buscando. Estoy en contacto con ellos y me consta que siguen buscando, mirando pistas, revisando todo por si se les ha quedado algo en el tintero y pensando siempre en el caso. A lo mejor no ha sido culpa de ellos, pero en el lugar que lo han dejado estos individuos ante toda España... Eso quiera que no la Policía lo lleva. (Eva) Es una frustración y creo que se lo toman como algo personal, no es una cuestión de ponerse medallas, sino de humanidad, de decir que por ahí hay una niña, no una cosa, que todavía no ha aparecido. Hay un sector de la Policía que todavía busca a Marta desde el cariño.
-¿Qué sienten cuando ven casos como el de Córdoba? ¿Habéis hablado con la madre?
-(Eva) No, tiene que estar viviendo una pesadilla tan tremenda que no tendrá ganas de escuchar a nadie. Sólo decirle que tengan mucha fuerza y fe.

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