Cincuenta y tres víctimas mortales de la catástrofe del avión de Spanair han sido ya identificadas a través de las huellas dactilares, un proceso que se completará entre hoy y mañana, mientras los 19 heridos en este accidente continúan ingresados en hospitales de Madrid, tres de ellos en estado muy grave.
Todavía queda un centenar de cuerpos por identificar, pero el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, confía en que sus identidades estén verificadas entre hoy y mañana.
Pérez Rubalcaba, que ha visitado esta mañana a los heridos que se encuentran ingresados en los hospitales La Paz y Ramón y Cajal, ha advertido de que algunas identidades podrían quedar pendientes por no contar con un ADN de referencia, como en el caso de víctimas del extranjero o de un niño adoptado.
Ya son 50 los cuerpos entregados a las familias, pero el resto de parientes aguardan impacientes a que les sean entregados los cadáveres de sus seres queridos.
A ellos se ha dirigido Rubalcaba para garantizarles que "todo el mundo está volcado" en este proceso, antes de insistir en que hay que respetar los tiempos, porque los análisis en algunos casos son de cultivos biológicos y, por lo tanto, más largos.
Ha eludido comunicar, en cambio, si ha visto la grabación de las cámaras del aeropuerto de Barajas que muestra la secuencia del despegue del vuelo JK5022, ya que hay un proceso judicial abierto y una comisión de investigación.
"Al final sabremos lo qué pasó", ha prometido.
Uno de los heridos que ha visitado el ministro en el hospital La Paz es el funcionario de prisiones que ha perdido a su mujer y a una hija en el siniestro y cuyo estado evoluciona favorablemente, al igual que el de su otra hija de once años, que salvó su vida gracias a que su madre, antes de fallecer, se la entregó a un bombero.
Sin embargo, un hombre de 57 años que está ingresado en el hospital Ramón y Cajal ha empeorado en las últimas horas y ha pasado de estar "grave" a "muy grave", según el último parte médico facilitado por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
Muy graves continúan también otras dos víctimas: una mujer de 31 años ingresada en el hospital de La Paz, que presenta quemaduras en el 72 por ciento de su cuerpo y que se encuentra en estado muy crítico, y otra mujer, de 44 años, que está en el Ramón y Cajal con traumatismo craneoencefálico severo y policontusionada.
El resto de los heridos no ha experimentado cambios con respecto al anterior parte médico, salvo un hombre de 31 años, ingresado en el hospital Infanta Sofía, que ha pasado de evolucionar favorablemente a estar estable dentro de la gravedad.
Para prestar el apoyo psicológico y jurídico que necesiten los familiares de las víctimas y los heridos se instalarán oficinas de atención en todas las comunidades autónomas donde hay afectados, según han avanzado hoy algunos parientes.
Algunos de ellos han asistido a una misa a las 13,30 horas en el hotel Auditorium, donde continúan alojados quienes no han podido todavía recoger los cuerpos de sus seres queridos.
Spanair ha publicado hoy en diversos periódicos esquelas en las que expresa su "más hondo pesar" por el accidente que causó la muerte de 153 personas y en las que se une al "profundo dolor" de los familiares y allegados de las víctimas.
En otra de las esquelas publicadas en la prensa, la dirección y los trabajadores de la empresa mencionan expresamente a los compañeros que viajaban en el avión siniestrado.
Todo está preparado en el cementerio de La Almudena para que las familias se hagan cargo de los cadáveres y los objetos personales una vez comprobara la identidad de la víctima.
Está previsto que un técnico de Spanair proporcione hoy a los familiares nuevos datos sobre las operaciones de mantenimiento previas al momento del despegue del avión estrellado.
Mientras tanto, se suceden los entierros de las víctimas cuyos cuerpos ya han sido entregados a sus familiares, como el de la azafata Raquel Pérez Sánchez, que era hija del ex futbolista del FC Barcelona Juan Carlos Pérez Rojo, inhumada en Sant Boi de Llobregat, en Barcelona.
En Canarias, donde residían la mayoría de las víctimas, podría celebrarse el 30 de agosto o el 3 de septiembre un funeral oficial.